La culpa no es de Trump; Gobierno de México ha caminado en sentido contrario a la atención de las causas de la migración

El programa “Quédate en México” o MPP (Protocolos de Protección a Migrantes), firmado el 25 de enero de 2019 por Donald Trump y López Obrador consiste en aceptar a los millones de migrantes ilegales deportados en nuestro país.

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Ciudad de México.- En este, su segundo mandato, Donald Trump constituye una amenaza a los planes de la Cuarta Transformación; por un lado, Claudia Sheinbaum habla de que los migrantes son casi una bendición divina para el fortalecimiento de la economía gringa y les compone una canción al son de corrido tumbado, romantizando la migración ilegal y afirma que los migrantes mexicanos no han hecho más que enriquecer la cultura estadounidense y dejar riqueza económica a su paso.

Sin embargo, por otro lado, le pide al presidente de los Estados Unidos que deporte a los migrantes que no son mexicanos a sus países de origen, porque tampoco puede (o no quiere) resolver el reto de recibir a los casi 12 millones de indocumentados y tenerlos en territorio mexicano; o bien, no hace nada por detener la migración antes de que ocurra “atendiendo a las causas”, como asegura que hará Omar García Luna, perdón, Genaro García Harfuch, perdón, Omar García Harfuch.

Es cierto que la política migratoria de Estados Unidos se ha endurecido con la llegada de Donald Trump, sin embargo, desde 1996 Estados Unidos aprobó leyes que permiten la deportación masiva y considera a los ciudadanos indocumentados como criminales, además de que luego del 11 de septiembre de 2001, la inmigración indocumentada se convirtió en un asunto de seguridad nacional, incrementando el número de mexicanos que eran deportados, aun cuando ya estaban viviendo en el interior del país.

Se estima que en Estados Unidos residen de forma ilegal cerca de doce millones de mexicanos; sin embargo, el porcentaje de migrantes mexicanos que son indocumentados descendió en la última década, de casi siete millones en 2007 a 5.6 millones en 2016.

Según estudios de la Universidad de Guadalajara, “los migrantes mexicanos son menos propensos a dominar el idioma inglés (69%, por 50% del total de migrantes); tienen menos escolaridad (solo el 4.6% de los mexicanos mayores de 25 años había cursado bachillerato o más, por 29% para el total de migrantes), y menos propensos a naturalizarse (27% y 47%), en gran parte porque no cubren los requisitos legales para hacerlo”.

El programa “Quédate en México” o MPP (Protocolos de Protección a Migrantes), firmado el 25 de enero de 2019 por Donald Trump y López Obrador, consiste en devolver a las personas solicitantes de asilo no mexicanas a territorio mexicano y obligarlas a esperar durante meses o años en México, mientras se resuelven sus solicitudes en los tribunales de inmigración estadounidenses, lo cual afecta la economía mexicana si consideramos que los indicadores económicos para migrantes mexicanos tampoco son muy alentadores, ya que los mexicanos que deciden migrar hacia los Estados Unidos tienden más a vivir en la pobreza que otras familias migrantes (28% y 18% respectivamente).

Ni tan humanistas. Tampoco Andrés Manuel López Obrador hizo nada por aminorar la crueldad, aumentar la seguridad o garantizar el bienestar de los migrantes durante la espera en el territorio mexicano, la reducción del flujo migratorio durante su gobierno fue a causa del endurecimiento de las políticas migratorias implementadas desde Geroge W. Bush, Barack Obama, Joe Biden y Donald Trump y no exactamente porque el gobierno de México haya tomado medidas o atendido el problema, por lo que los migrantes se han visto forzados a vivir en campamentos, en situación de calle o en condiciones terribles de vulnerabilidad en el territorio mexicano.

Durante el gobierno de López Obrador y ahora en el gobierno de Sheinbaum, con el programa “Quédate en México”, los migrantes indocumentados que esperan en la frontera mexicana se quedan expuestos a la inseguridad y los riesgos del crimen organizado y el gobierno no aminora la situación y tampoco atiende a las causas ante la emergencia migratoria y racista que impone Donald Trump.

Hoy por hoy, Claudia Sheinbaum y su secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, ofrecen atención humanitaria a “nuestros paisanos” “actuando de manera humanitaria y después, de acuerdo con nuestra política exterior, nuestra política migratoria, buscar la repatriación de estas personas a sus países de origen en caso de que no sean mexicanos”, aseguró Sheinbaum en la Conferencia Mañanera, es decir, su gobierno también va a deportar a los migrantes extranjeros y a los migrantes mexicanos ¿qué les va a hacer? ¿Darles otro programa social a costillas del desempleo de los mexicanos que nunca hemos migrado?

En resumen, después del atentado terrorista a las Torres Gemelas el 11 de septiembre, Estados Unidos decidió llamar a los migrantes indocumentados “criminales”, hoy, Estados Unidos decide llamar a los carteles de las drogas “terroristas”, mañana sabrá Dios qué se les ocurra y la secretaria de gobernación pensando en el “menú” que va a ofrecer en los comedores comunitarios que instalará en los puntos migratorios y la presidenta con A, pensando en el tour “súbete al tren” del Tren Maya. Definitivamente, la culpa no es de Trump.