Clausuran panteón nuclear en Edomex; llevaba 50 años envenenando a la población
El predio lleva más de medio siglo en funcionamiento y, desde su construcción, ha estado rodeado de mentiras, engaños e irregularidades. Además, es uno de los sitios donde fueron enterradas las consecuencias del incidente del cobalto-60 en Chihuahua, específicamente las varillas de construcción contaminadas con material radioactivo. Estas varillas fueron fundidas junto con los desechos de una fuente nuclear proveniente de una máquina de radioterapia del Centro Médico de Especialidades. Actualmente, continúan representando un peligro tanto para los habitantes de Temascalapa como para aproximadamente 13 municipios del Estado de México, dos de Hidalgo y la Alcaldía Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México, porque debajo de este sitio se encuentra el acueducto Cuautitlán-Pachuca que abastece de agua a estas localidades.

El Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos (CADER), ubicado en el municipio de Temascalapa, Estado de México, ha envenenado durante más de 50 años a las comunidades aledañas de Santa María Maquixco, San Juan Teacalco y San Cristóbal Colhuacán.
En ellas, se ha registrado un incremento en los casos de cáncer, daño renal, malformaciones, nacimientos de niños con enfermedades mentales y la aparición de tumores, cuya presencia en personas jóvenes no se explica por otras causas más que la radiación.
Los habitantes se han opuesto al proyecto desde su construcción. El Gobierno Federal lo planeó para el supuesto almacenamiento temporal de desechos nucleares provenientes de los sectores médico, industrial y de investigación, que al día de hoy, permanecen en el lugar.
Estos desechos incluyen los de uno de los peores accidentes relacionados con la radiación en México: el incidente del cobalto-60, en el que toneladas de varillas de construcción fueron contaminadas con material nuclear proveniente de una máquina de terapia del Centro Médico de Especialidades, S. A. de Chihuahua.
Su proceso de desecho no fue el adecuado, lo que llevó a su reciclaje junto con otros materiales para la fabricación de nuevas varillas de construcción.

Este 2 de marzo, finalmente, fue clausurado gracias a la presión de personas de la comunidad, quienes organizaron un campamento de resistencia en la entrada del panteón, en compañía del presidente municipal, Alan Martínez.
Al grito de “¡Fuera CADER!”, “¡Que se vayan!” y “¡Viva Temascalapa!”, permitieron la salida de los trabajadores del panteón para, posteriormente, realizar la clausura.

Una de las manifestantes afirmó que esta debe ser una clausura definitiva, no solo simbólica:
“Nuestros muertos son definitivos, no son simbólicos”.
Señaló que el panteón nuclear se construyó a partir de engaños, pues los habitantes creían que sería una fábrica, no un almacén de desechos, y mucho menos uno que afectaría gravemente la salud, no solo de la generación que presenció su construcción, sino también de muchas otras que han crecido e incluso muerto durante los poco más de 50 años que lleva en funcionamiento el vertedero.
Los cadáveres del incidente con cobalto-60
Aylin Alemán, directora de Ecología de Temascalapa, aseguró durante su participación en la conferencia informativa del gobierno municipal de este 3 de marzo que existen diversos motivos para clausurar el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos, entre ellos que fue construido a través de mentiras y engaños a la población.

La directora mencionó que, durante su construcción en 1970, se mintió a la población asegurándoles que se trataba de una fábrica de lámina. Sin embargo, el predio, correspondiente a 16 hectáreas, fue bardeado con láminas para posteriormente alojar “96 toneladas de varilla contaminada con cobalto-60, que fueron encapsuladas en recipientes de plomo y enterradas” en lo que sería un almacén temporal, pero que ya lleva más de 40 años en funcionamiento. Por ello, se teme que existan fugas del material radiactivo debido al desgaste de los recipientes.

Si existiera una fuga en los contenedores de plomo que almacenan la varilla con cobalto-60, el manto acuífero Cuautitlán-Pachuca, ubicado debajo del CADER, podría contaminarse. Según la directora, este acuífero abastece de agua a aproximadamente 13 municipios del Estado de México y es ampliamente utilizado para el riego de cultivos.
El estudio “Ecología política del sufrimiento por desechos radioactivos: estudio de caso en Temascalapa, México“, realizado por Óscar Adán Castillo Oropeza, de la División de Ciencias Sociales de la Universidad Intercultural del Estado de Hidalgo, y Edgar Delgado Hernández, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Unidad Pacífico Sur, reafirma lo dicho por Aylin Alemán y lo respalda con testimonios de habitantes de las comunidades aledañas al CADER.
Los investigadores señalan que el poder político coaccionó a los habitantes del municipio, pues se les prometió que en el predio se construiría una fábrica —y no un cementerio nuclear— que generaría empleo para la población, además de la edificación de escuelas y parques, promesas que nunca se cumplieron. De ello da testimonio Luisa González, de Santa María Maquixco, quien fue entrevistada en 2020 para el estudio:
“…a las personas les prometieron que iban a poner escuelas para nuestros hijos, que iba a haber trabajo para nosotros, porque según decían esa cosa iba a ser una fuente de empleo y que solo iban a contratar personas de los pueblos. Pero pues, quién sabe para qué es. No se sabe qué hacen en el lugar. Pues he sabido que solo han contratado gente de fuera, de aquí no contratan a nadie y si los contratan es solo de veladores”.
El estudio de Castillo Oropeza y Delgado Hernández evidencia otro peligro, ya que estas comunidades se encuentran en una zona de riesgo químico de 2.5 km de diámetro a partir del CADER y en la ruta de un gasoducto subterráneo de Petróleos Mexicanos (Pemex) que cruza el área.
A esto se suma su ubicación sobre el acuífero Cuautitlán-Pachuca, como mencionó la directora de Ecología de Temascalapa, lo que “provoca riesgo de contaminación hídrica, la degradación de las tierras otrora cultivables y el peligro de explosión por gas natural”.

Por otra parte, el informe elaborado por la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) sobre el manejo de residuos provenientes del accidente por contaminación con cobalto-60 ocurrido en Chihuahua en 1984 detalla las características que debe cumplir el sitio donde se depositarían los desechos.
Una de ellas es la necesidad de que se ubique en una zona geológica estable, condición que no cumple el Estado de México. Aunque no se encuentra sobre una falla tectónica activa, su proximidad a la zona de subducción del Cinturón Volcánico Transmexicano lo hace vulnerable a sismos originados en la costa del Pacífico, especialmente en Guerrero, Oaxaca y Michoacán.
Otro de los señalamientos de la CNSNS sobre la ubicación segura para los desechos radiactivos indica que “la posibilidad de uso futuro como zona industrial o habitacional debe ser baja”. Sin embargo, esta condición no se cumple en el CADER, ya que a tan solo un kilómetro se encuentra la comunidad de Santa María Maquixco, que en 2020 tenía una población de 923 personas, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

A dos kilómetros al noroeste del CADER se encuentra el centro de San Juan Teacalco, que en 2020 tenía una población de 3,307 personas. Más al sureste, a 2.28 kilómetros, se ubica el pueblo de San Cristóbal Colhuacán, con 849 habitantes registrados ese mismo año por el INEGI.


Por último, otra de las condiciones señaladas por la CNSNS que el CADER no cumple es que el uso de la tierra para agricultura y ganadería debe ser limitado. Sin embargo, la actividad de siembra es constante en las comunidades cercanas, además de que el agua del manto acuífero Cuautitlán-Pachuca se emplea principalmente para el riego de cultivos en todo el Estado de México.
La supuesta seguridad del CADER
El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), dependiente de la Secretaría de Energía, proporciona en su sitio web información sobre seguridad radiológica y desechos radioactivos. En ella, menciona la existencia de la Planta de Tratamiento de Desechos Radioactivos (PATRADER) del Centro Nuclear “Dr. Nabor Carrillo Flores” y el Centro de Almacenamiento de Desechos Radioactivos (CADER) como instalaciones destinadas al manejo adecuado de material contaminado con radioactividad de baja y mediana intensidad, no proveniente del sector energético.

El CADER almacena productos residuales derivados del uso de materiales radioactivos en la industria, la medicina y la investigación, provenientes de todo el país. Se supone que estos materiales son almacenados de manera adecuada y que la radiación que emiten debería estar contenida dentro de los bidones y edificios de la instalación.
Sin embargo, un video capturado por el reportero mexiquense Fernando Cruz evidenció el estado actual del material almacenado.
Por su parte, la página del gobierno federal describe cómo debería ser el proceso de almacenamiento de los desechos en el panteón nuclear. Este comienza con el tratamiento realizado en la PATRADER, donde los residuos son caracterizados, acondicionados, compactados y colocados en bidones de acero de 200 litros, los mismos que pueden observarse en los videos compartidos por Fernando Cruz.
El segundo paso, que también se lleva a cabo en la PATRADER, consiste en rotular cada bidón con la siguiente información: identificación, tipo de desecho, radioisótopo, actividad, nivel de radiación, fecha de envase, peso y ubicación.
Por último los bidones son transportados al CADER “en condiciones de seguridad física y radiológica adecuadas, y en vehículos debidamente autorizados por la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias”.
A pesar de este supuesto tratamiento, el Atlas Global de Justicia Ambiental (EJAtlas) considera el panteón nuclear de Temascalapa una amenaza para el medioambiente y la salud de la población cercana, estimando un total de 33 mil personas afectadas. El Atlas clasifica las consecuencias en tres categorías: ambientales, de salud y socioeconómicas.
En cuanto al impacto ambiental, la asociación señala la posible contaminación del aire, contaminación genética, contaminación del suelo, desbordamiento de desechos, contaminación del agua y disminución en su calidad.
La salud es otro de los grandes impactos que tiene la presencia del CADER en la región, pues la asociación señala que la población está expuesta a riesgos desconocidos relacionados con la radiación, así como a problemas de salud mental, incluyendo depresión, ansiedad y suicidio. Además, destaca un aumento en la tasa de muertes.
En el ámbito socioeconómico, el EJ Atlas señala que este vertedero incrementa el riesgo de corrupción y cooptación de diversos actores políticos y sociales, además de fomentar la militarización, el aumento de la presencia policial y las violaciones a los derechos humanos. Es importante señalar que, para salvaguardar el material peligroso —debido a los numerosos robos registrados—, elementos de la policía y de la Guardia Nacional mantienen una presencia constante en el panteón nuclear.
Por último, el EJ Atlas menciona que, a pesar de los informes oficiales que establecen que el centro solo debe utilizarse como contenedor temporal y de la orden emitida por la Comisión Federal de Electricidad para retirar los desechos, en las últimas dos décadas no se ha tomado ninguna medida para cumplirla. Además, no existe ningún estudio estatal serio sobre sus posibles afectaciones al medioambiente y la salud de los pobladores.
Presidente municipal acusa hostigamiento del ININ
Debido a que se trata de un predio federal, en redes sociales ha circulado el rumor de que el presidente municipal de Temascalapa, Alan Martínez, podría ser detenido por la clausura del lugar.
Ante esto, en la conferencia de transparencia del municipio, Martínez denunció que sí existe acoso y amedrentamiento por parte de burócratas del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), a quienes, dijo, “no les interesa dialogar”.
Alan Martínez aseguró que el ININ amenazó con romper los sellos de clausura, motivo por el cual se lleva a cabo un campamento de resistencia de duración indefinida frente a la entrada de las instalaciones, con el objetivo de impedir el ingreso de desechos nucleares.
También denunció que posee pruebas de que en el CADER se deposita basura proveniente de otros países, como Canadá, y anunció que el 4 de marzo presentará dichas pruebas.
El presidente municipal recalcó que el predio opera en la ilegalidad, ya que las instalaciones no cuentan con licencias municipales de construcción ni de operación, ni con protocolos de protección civil. Incluso, se desconoce si disponen de protocolos de emergencia. A esto se suma que no pagan impuestos, salvo el predial, el cual es declarado como suelo de uso agrícola y no industrial, por lo que la clausura es “legalmente sostenible”.
Por último, Alan Martínez afirmó que el lugar no es un centro de tratamiento, sino “una especie de tiradero a cielo abierto con basura radioactiva de todo el país”.
Según el ININ, el panteón nuclear alberga 5 mil 690 fuentes nucleares gastadas de diversos radionúclidos, 743 metros cúbicos de minerales y jales de uranio, 102 toneladas de varilla contaminada con cobalto-60, así como 5mil 386 bidones y mil 173 recipientes de distintas capacidades que contienen tierra contaminada, sólidos compactados, líquidos, líquidos transformados en gel, lodos cementados, equipos, escombros, plástico, fierro, resinas contaminadas y otros materiales.
Aun así, aseguran que no existe riesgo para la población.