La planta automotriz, la gran devoradora de agua

Por qué le resulta tan atractivo nuestro país a la planta automotriz trasnacional? La respuesta no tiene que ver únicamente con la mano de obra barata, ni con la inmediatez de acceso al mercado más dinámico del mundo. Según el doctor Carlos Manjarrez, la razón principal es el agua

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Por. J. Jesús Lemus

En todo el territorio mexicano no existe una sola planta de vehículos que opere con pleno respeto al ambiente —aunque así se jacten todas— y que a cambio de la extracción de agua aporte beneficios económicos tangibles a la comunidad en la que se asienta. En el mejor de los casos, estas fábricas arrojan aguas contaminadas a los afluentes de los que se recargan los mantos freáticos que alimentan a la población, según lo reconoce la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Desde el punto de vista económico hay un panorama alentador, pues “se espera que para 2020 la industria automotriz mexicana produzca cerca de 5 millones de vehículos ligeros de 13 marcas diferentes, en más de 30 plantas de manufactura”.[1] Sin embargo, desde la perspectiva ambiental esto representa un acercamiento al apocalipsis.

El crecimiento de la industria automotriz comenzó a darse de forma acelerada a partir de la entrada en vigor del tlcan en 1994, logrando su mayor repunte en la última década, cuando pasó de producir 17% de los vehículos pesados de la región hasta alcanzar 35%.

“Es imposible no reconocer la relevancia de la industria automotriz como motor del crecimiento de la economía del país. El sector aporta más de 3% del pib nacional y 18% del pib manufacturero. Genera divisas por más de 52 mil millones de dólares al año, y es responsable de alrededor de 900 mil empleos directos en todo el país”, según apunta Eduardo Solís, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.

Con esas cifras la planta automotriz asentada en México se dice la séptima en producción y la cuarta en exportación de vehículos en el mundo, ostentándose también como el sector que recibió la mayor proporción de inversión extranjera directa entre 2010 y 2016, cuando el monto de inversión global alcanzó los 21 mil millones de dólares.

¿Por qué le resulta tan atractivo nuestro país a la planta automotriz trasnacional? La respuesta no tiene que ver únicamente con la mano de obra barata, ni con la inmediatez de acceso al mercado más dinámico del mundo. Según el doctor Carlos Manjarrez, la razón principal es el agua. No solo es la abundancia del recurso hídrico que existe en el suelo y subsuelo, lo que también le interesa al sector automotriz es la facilidad de entrega de permisos de extracción de agua para la industria.

Para la Secretaría de Economía, “una de las razones por las que México se ha convertido en un país atractivo para la inversión automotriz es su política de apertura comercial”.[2] Esto es válido si por apertura comercial se entiende la entrega de los recursos naturales y su explotación irracional.

En esa medida, resulta lógica la expectativa de esta secretaría, que apunta hacia un mayor crecimiento del sector manufacturero de automóviles en los próximos años: que el país pase de ser un productor de autos de bajo costo y poco desarrollo tecnológico a convertirse en un fabricante de vehículos premium de alta tecnología, lo cual irá de la mano con el aumento en la cantidad de vehículos fabricados.

Pero este incremento tendrá un costo: significará un mayor consumo de agua, que a su vez obligará a la reducción del suministro a las poblaciones aledañas a las plantas ensambladoras, con la natural multiplicación de conflictos sociales.

Para la construcción de un auto, desde la elaboración de las piezas hasta su ensamblado y detallado, se requiere en promedio de 148 m3 de agua, que es el mismo líquido que en promedio utilizan durante un año cuatro personas con acceso normal al suministro, y que solo emplean el agua hipotéticamente en actividades domésticas como el consumo, la higiene personal y la limpieza de la casa.

Con las cifras que aporta la propia Secretaría de Economía, que revelan que en promedio anual, de 2015 al 2018, en nuestro país se produjeron 6 millones 500 mil vehículos entre ligeros y pesados, resulta que el volumen de consumo de agua ha sido por lo menos de 962 millones de m3 al año, lo cual representa casi 10 veces el consumo de la planta minera establecida en suelo mexicano.

Dicho en otras palabras, el consumo que hace la planta automotriz en un año equivale a 1.1% de toda el agua disponible autorizada para su explotación por parte de la Conagua. La cifra cobra mayor dimensión si se compara con el agua que se destina al sector industrial de cualquier giro: en este caso la planta automotriz representa 19.34% de la extracción de agua.

A fines de 2018, a causa de la apertura comercial de la que presume el gobierno federal, en el territorio nacional ya operaban 37 plantas industriales de fabricación de vehículos, tanto ligeros como pesados, las que se encuentran establecidas en 14 entidades del país: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes, Estado de México, Puebla, Morelos, Hidalgo y Querétaro, donde coincidentemente se registran numerosos conflictos sociales por la escasez del agua.

Las empresas automotrices asentadas en suelo mexicano, a las que se les atribuye en alguna medida el abatimiento de los mantos acuíferos, son Ford, Nissan, Honda, Toyota, General Motors, Volkswagen, fca, bmw, Mercedes-Benz Trucks, Volvo Trucks, Audi, Mercedes-Benz, Infiniti, Kia Motors, Volvo, Hino, Kenworth, Isuzu, Man y Daimler. Entre todas generan 81 927 empleos directos, pero afectan con la disminución de agua a por lo menos un millón 270 mil habitantes.

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Por lo demás, como ya se observó con la industria cervecera, en la planta automotriz también se registran algunos casos en los que estas empresas no son claras con las cifras manifiestas de consumo de agua. A veces sus niveles de producción no corresponden a la cantidad de agua extraída, y en otros los permisos de descargas de aguas negras son por mucho mayores a los volúmenes de extracción.

La insaciable planta Toyota

En la fábrica de Toyota en Tijuana, Baja California, se fabrican camionetas Tacoma y autos Yaris y Corolla, a un ritmo de producción promedio de 640 unidades por día, lo cual representa un volumen de uso de por lo menos 34 millones 572 mil 800 m3 de agua al año. Pero la empresa, según los datos oficiales del Repda, solo cuenta con un permiso de extracción de 2 mil 730 m3 por año, lo que sería suficiente para fabricar menos de 20 vehículos al año. Si el volumen de uso de agua registrado ante la Conagua fuera cierto, la planta de Toyota tendría un déficit anual de por lo menos 34 millones 570 mil 70 m3 de agua al año para sostener el nivel de producción de vehículos que declara públicamente.

Otro dato que indica la posibilidad de que la planta Toyota de Tijuana se está haciendo de agua de fuentes alternas como la red de agua potable del municipio, más allá de las autorizadas, es el permiso oficial que obtuvo del gobierno federal para descargar aguas negras por un volumen de hasta 2 250 m3 por día, que es casi la misma cantidad de agua que tiene autorizada para extraer en un año.

El uso de agua de la planta Toyota de Tijuana ya genera conflictos sociales en la zona oriente de la ciudad, donde vecinos de Lomas del Valle, Ejido Maclovio Rojas y Ejido Ojo de Agua han denunciado que el suministro ha disminuido casi 50% en los últimos dos años.

En estas colonias, donde hay una población estimada de casi 12 mil personas, el propio sistema operador de agua potable de Tijuana reconoce que a causa del estrés hídrico que se vive en la zona no se ha podido abastecer al 100% ese núcleo poblacional. A finales de 2018 se estimó que por lo menos 60% de los habitantes recibía agua de forma permanente y 25% la tenía de forma irregular, en tanto que 15% no contaba con suministro en sus domicilios.

La zona aledaña a la planta de ensamblado automotriz de la Toyota registra uno de los índices más elevados de enfermedades asociadas con la carencia de agua. En 2017, las deficiencias nutricionales —entre las que se incluye la falta de acceso al agua potable— aparecieron dentro de las 20 causas principales de muerte en todo el estado de Baja California.[3]

Como si nada tuviera que ver, la directiva de Toyota no ha hecho un solo pronunciamiento público al respecto. Al contrario, en abril de 2018 su vicepresidente de manufactura, Oscar Quijada, dijo en conferencia de prensa que la producción de vehículos en esa planta va en aumento.

Esto se debe no solo a la demanda en el mercado local y mundial, sino a la disponibilidad de recursos, principalmente acero y agua, que garantiza el suelo mexicano.

En estas condiciones, Toyota puso su mirada en otra región del país para operar una segunda planta de fabricación de vehículos. Según el anuncio hecho por su propia directiva, antes de 2020 se pretende establecer una nueva fábrica en el estado de Guanajuato, donde los problemas por escasez de agua han ido en aumento debido al crecimiento del sector industrial.

La fábrica se planea instalar en el municipio de Apaseo el Grande, donde en una primera etapa se proyecta una producción de por lo menos 100 mil vehículos al año, y alcanzar el doble en un lapso no mayor a dos años.

A finales de 2018, la planta de Toyota de Apaseo el Grande ya registraba un avance de casi 50%. Para la primera meta, se calcula que habrá de requerir un suministro de agua de por lo menos 14 millones 300 mil m3 de agua por año, un volumen que podría incrementar a por lo menos 28 millones 600 mil después del segundo año de operaciones.

Aquí, como en otros casos, las cifras no cuadran, pues hasta el momento Toyota solo cuenta con la autorización de perforación de cuatro pozos que contemplan la extracción de un millón 37 mil 650 m3 de agua, lo cual apenas alcanzaría para producir 7 256 vehículos al año.

Un grupo de vecinos de esta localidad, integrados en el Comité de Defensa del Agua de Guanajuato, sin mucho eco en los medios de comunicación de la región, han denunciado el desalentador futuro que se avizora en los próximos años. En palabras de Juan Luis Vásquez, integrante del comité, su temor es que la planta de Toyota acabe por conectarse al sistema de agua potable del municipio para cumplir con sus metas de producción y varios miles de habitantes más dejen de tener suministro, lo cual sería catastrófico.

El índice de pobreza del municipio se podría acentuar, pues de sus casi 86 mil habitantes, 46 778 están clasificados en el rango de pobreza moderada a extrema, y 14 418 no cuentan con servicio de agua potable en sus domicilios.

Ford seca el subsuelo de Hermosillo

En la zona de Hermosillo, Sonora, donde ya se ha visto cómo las plantas refresqueras y agroalimentarias castigan los mantos freáticos y el suministro de agua a la población, también se suma la planta automotriz. En este caso es Ford Motor Company la que tiene uno de los ritmos más acelerados de producción en el país, al ensamblar 64 autos por hora de trabajo.

Se estima que Ford produce un promedio anual de 440 mil vehículos Fusion y Focus en Hermosillo. Para esto serían necesarios por lo menos 62 millones 920 mil m3 de agua, pero la planta solo cuenta con un permiso del gobierno federal para extraer 57 mil 865 m3, lo cual evidentemente no es suficiente para atender su ritmo de producción.

Según el Repda, Ford cuenta con el permiso para generar aguas de desecho por 191 625 m3 al año en Hermosillo. Por sí solo, este volumen es más de tres veces la cantidad de agua que oficialmente consume, y no es posible que produzca más aguas de desecho que las que extrae de manera oficial.

Esta inconsistencia de volúmenes se presenta asimismo en la planta que Ford tiene en el municipio de Chihuahua. Si bien es cierto que aquí no existe un estimado del agua que se utiliza para el ensamblado de una máquina, también es cierto que las cifras de extracción de los dos pozos de suministro son incompatibles con el agua que arroja como desecho.

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En esta localidad, Ford tiene dos permisos de extracción otorgados por la Conagua, los cuales le garantizan un suministro de 85 706 m3 de agua al año. Sin embargo, genera aguas de desecho por el orden de los 118 625 m3 por año, lo que a fin de cuentas significa un volumen de 32 919 m3 de agua que nadie sabe de dónde se obtiene.

La escasez de agua que genera Ford ya se resiente en al menos media docena de colonias del norte de la ciudad. En Revolución, Nueva Francisco Villa, La Quintas, El Ojito, Dos de Junio y Real Universidad, el suministro de agua ha disminuido en los últimos dos años, según denunció el Frente por la Defensa del Agua Francisco Villa, que preside Manuel Ordoñez.

En la mayoría de las colonias aledañas al parque industrial donde se asienta la planta de motores, dice el activista, ha dejado de fluir el agua de manera constante. “Ahora la mayoría de estas colonias solo tiene abasto de agua dos veces por semana; la mayor cantidad que se extrae se la están llevando las industrias, entre ellas la Ford”, que ni siquiera hace un intento por compensar la escasez de agua.

Se estima que a causa de la baja presión de los mantos acuíferos, en la zona norte de la ciudad de Chihuahua casi 6.2% de las familias que no cuenta con un suministro constante de agua potable, además de que por lo menos 30% de sus habitantes se encuentra en condición de pobreza.

Ramos Arizpe, la tierra del conflicto

Otra región severamente afectada por el arrebato del agua que hace la industria automotriz es la de Ramos Arizpe, Coahuila, donde ya de por sí la escasez del líquido es natural. En esta localidad se encuentran asentadas las plantas de General Motors y Fiat Chrysler Automobiles (fca). La primera produce, además de motores, autos Chevrolet Sonic y Chevrolet Cruze; la segunda manufactura partes para vehículos Dodge Charger, Challenger, RAM 1500 y Jeep Grand Cherokee, así como motores y transmisiones de diversas capacidades.

General Motors dice tener una producción de 42 vehículos autos cada hora, lo cual significa un promedio anual de más de 350 mil unidades. Para esto se necesitan por lo menos 50 millones de m3 de agua, pero la empresa solo cuenta con dos permisos de explotación que le suministran un millón 372 mil 800 m3 al año.

Por su parte, fca —que no hace pública su producción en Ramos Arizpe— consume de manera oficial un millón 506 mil 274 m3 de agua por año, por medio de tres pozos. Este volumen es casi igual a una tercera parte del agua que consumen los más de 76 mil habitantes de este municipio, donde 5.3% de las viviendas no cuentan con el servicio de abasto porque el sistema local de agua potable no tiene de dónde extraerla.

El consumo oficial de agua que hacen en conjunto General Motors y fca en esta localidad es de 2 millones 879 mil 074 m3 por año, con lo cual se pierden casi dos terceras partes del agua de que dispone la población para sus actividades diarias. A esto debe sumarse el agua que utilizan otras empresas de diversos giros, principalmente el de las manufacturas y los agroalimentos.

Empresas como Kimberly Clark de México disponen de 2 millones 448 mil 836 m3 al año, un volumen casi igual al que puede acceder la población urbana.

La sequía en la que ya vive Ramos Arizpe, donde casi una tercera parte de la zona urbana no cuenta con un suministro diario de agua, se acrecienta por la actividad de empresas como Cementos Apasco, que extrae 382 989 m3 al año, Davisa Parques Industriales, con 923 394 m3 y el Fideicomiso Industrial Saltillo-Ramos Arizpe, con 364 824 m3. Al acelerado agotamiento de los mantos freáticos, que ya no alcanzan a recargarse con la filtración de los acuíferos Saltillo-Ramos Arizpe, Durazno, Buenos Aires, Manzanera de Zapalinamé, Cañón del Derramadero, General Cepeda-Sauceda y Paredón, se agrega también la extracción que hacen las firmas Aceros Fundidos Internacionales, Carnes Selectas de Saltillo, Castech, Central Saltillo, Centro Técnico Herramental, Comercializadora de Carnes de México y De Acero, que en conjunto extraen un millón 179 mil 369 m3 de agua al año.

El agotamiento del agua en la región de Saltillo-Ramos Arizpe, más que las nuevas condiciones económicas del llamado t-mec, es la causa por la que fca ha decidido trasladar la producción de algunos vehículos, como la camioneta Ram Heavy Duty, a Estados Unidos. La zona donde actualmente ensambla ese modelo ya no puede aportar más agua para cumplir con las metas corporativas.

KIA Motors, cuestionada

KIA Motors México se encuentra instalada en Pesquería, Nuevo León, donde ocupa casi la misma superficie sobre la que se extiende este municipio. En 2016 puso en marcha la fabricación de los autos Forte Accent y Río con un ritmo promedio anual de 223 mil unidades.

Para alcanzar este nivel de producción, KIA debería tener en teoría un suministro promedio de agua de por lo menos de 31 millones 889 mil m3 por año, pero oficialmente esta planta no registra un solo permiso en el Repda. De igual forma no existe un solo permiso del gobierno federal para la generación de descargas de aguas negras.

Como en otros casos, la única posibilidad que tiene KIA de abastecerse es directamente del sistema de agua potable, que atiende el organismo descentralizado Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey. Este se beneficia con la mayor cantidad de agua del subsuelo de Pesquería al obtener 510 millones 288 mil 546 m3, que en teoría se destinan al abasto de la población de la capital neolonesa.

Desde 2016, el suministro de agua disminuyó drásticamente en la red de abasto público de todo el municipio, particularmente en las colonias Francisco Villa y el Sabinal. Aquí cerca de 450 familias tenían un abastecimiento normal hasta hace dos años; ahora solo reciben una cuarta parte del agua.

En consecuencia, han aumentado las enfermedades del tracto intestinal y de la piel. En el resto de la cabecera municipal el volumen de agua ha disminuido 20%, según reconocieron autoridades de esta localidad.

Por lo demás, cientos de trabajadores agrícolas han tenido que dejar su actividad debido a la disminución del agua. Desde luego, la planta automotriz no ha cumplido con la oferta de empleos para los habitantes del municipio, pues la mayoría de las plazas las ocupan trabajadores del área urbana de Monterrey, los cuales sí cumplen con el perfil profesional que demanda la empresa. En esta localidad el promedio de formación académica es de segundo de secundaria, y 3.1% de sus más de 20 mil habitantes son analfabetas.

Aunque la cfe es la empresa que extrae más agua en la zona de Pesquería, con un millón 282 mil 464 m3 al año, al lado de la planta automotriz, otras compañías que se están acabando el líquido son Derivados Metal-Orgánicos, Iberdrola Energía Monterrey, Ladrillera Mecanizada, Productora y Distribuidora de Espejos, Sigma Alimentos Noreste, U.S. Pipe México y Xella Mexicana, que en conjunto extraen más de 292 433 m3, casi la mitad del agua con la que cuenta el grueso de la población, según los refieren las cifras de la Conagua, establecidas en el Repda.

Jalisco y Guanajuato, desarrollo bajo sospecha

En el municipio de El Salto, Jalisco, Honda produce motocicletas, autopartes y vehículos Accord. Su ritmo de producción es de 171 vehículos al día, lo que teóricamente requiere de un suministro de por lo menos 8 millones 580 mil m3 de agua por año. Sin embargo, Honda solo cuenta con un permiso de uso de agua con fines industriales que le garantiza la extracción anual de 360 mil m3. De nuevo, se pone en duda el origen del resto del agua que se necesita para ese nivel de fabricación, uno de los más altos de la empresa a escala mundial, superado solo por su planta de ensamblado de Celaya, Guanajuato.

En El Salto, la actividad de Honda se considera una de las principales causas del desabasto de agua. Más de 120 familias de la colonia Hacienda Vieja del Castillo, aledaña a la planta, han padecido la considerable disminución el suministro de agua en los últimos seis años, luego de que la automotriz ha incrementado un promedio de 7% su producción anual.

Entre otras empresas que tampoco tienen límite en su sed de consumo de agua se destacan Empaques Modernos de Guadalajara, Corporación de Occidente, Hilasal Mexicana, Industrias Petroquímicas Mexicanas, Mexichem Derivados y Zoltek de México, que en conjunto extraen 8 millones196 mil 703 m3 de agua por año.

En Celaya, Guanajuato, Honda tiene otra planta que produce cada año más de 262 mil autos HR-V y Fit. En este municipio también se registra una crisis por la escasez de agua, al menos entre la población que vive en las colonias aledañas al complejo industrial, donde los mantos que recarga el río Laja ya no son suficientes para atender la demanda.

Para sostener la producción que oficialmente anuncia el corporativo, se requieren más de 37 millones 400 mil m3 de agua, pero la planta de Celaya solo cuenta con la autorización del gobierno federal para el uso de tres pozos que le abastecen 372 mil m3 por año, por lo que se presume que aquí tampoco se respetan los límites permisibles del uso de agua o que la planta se alimenta del sistema municipal.

En la colonia La Palma, una de las más afectadas por la actividad de la automotriz, desde hace al menos cuatro años ha decrecido el abasto de agua para los habitantes. A finales de 2018, por lo menos 70% de las más de 150 familias que viven en esa colonia recibían agua del sistema municipal solo una vez por semana.

Asimismo, las más de 740 familias que viven en el Fraccionamiento Del Bosque y en las comunidades de Santa Anita, La Luz Texas, San José Nuevo, La Resurrección y San Martin, han visto disminuir el flujo de líquido para uso doméstico y agrícola de baja escala, con lo que se sostiene la economía de esa zona al sur poniente de Celaya, una de las áreas más pobres de esta cabecera municipal.

A lo anterior hay que agregar que a más de cuatro años de que Honda comenzó operaciones en esta región, aún no son visibles los beneficios económicos prometidos tanto por la empresa como por el gobierno federal. En la ceremonia oficial de inauguración del complejo industrial, el propio presidente Peña Nieto aseguró que esa era la ruta para el crecimiento económico de la zona.

Sin embargo, las cifras del municipio de Celaya revelan que el rezago social no se ha podido disminuir: más de 34% de los habitantes de las comunidades aledañas a la planta de Honda vive en condición de pobreza extrema, 23% se encuentra en el desempleo, en tanto que 14% de las viviendas no cuenta con servicio de agua potable.

En Salamanca, Guanajuato, la planta automotriz de Mazda Motor Manufacturing de México opera desde febrero de 2014. Su presencia tampoco ha ayudado a abatir el rezago social. Además de acabar con las reservas de agua para la población, la fábrica de Mazda es señalada como una de las principales fuentes de contaminación del río Lerma con metales pesados. La empresa –según se observa en el Repda- no cuenta con ningún permiso autorizado por la Conagua para el desagüe de sus residuos industriales, por lo que se presume, y así lo ha denunciado la Barra de Abogados Defensores de Derechos Humanos, que las aguas negras de la planta se vierten directamente en sistema de drenaje municipal que desemboca en el río Lerma.

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La contaminación del Lerma es un tema tabú en este municipio, sobre todo por los intereses industriales que pueden verse afectados. Ningún funcionario local reconoce los elevados índices de contaminación que ya ha expuesto la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos en su “Estudio sobre protección de ríos, lagos y acuíferos desde la perspectiva de los derechos humanos”.

Los señalamientos de los altos niveles de contaminación que producen las industrias en Salamanca ya costó una vida. El periodista Rodolfo García González, del municipio de Valle de Santiago, fue asesinado el 4 de agosto de 2018. Colaborador para medios locales como Día Siete, Nuevo Milenio y Semanario de Valle de Santiago, Rodolfo había centrado sus últimas investigaciones en la contaminación del Lerma, logrando testimonios gráficos sobre las descargas que hacen una veintena de empresas. Al menos así se establece en una de las líneas de investigación que se siguen en la fiscalía de Guanajuato para el esclarecimiento del asesinato.

Más que propiciar algún cambio en la actividad de las industrias asentadas en la zona, la muerte del comunicador obligó a otros periodistas y medios de comunicación a no hablar más sobre el tema por el riesgo que representa. Esto aun cuando la propia onu y la cepal han referido en sendos informes la deuda de salud que algunas empresas tienen con la población de la zona.[4]

En Salamanca, Mazda produce en promedio 160 mil vehículos por año. En teoría requeriría 22 millones 880 mil m3 de agua, pero solo cuenta con el permiso oficial para extraer de cuatro pozos un millón 163 mil 600 m3 por año. La forma en que esta empresa se hace de más agua para atender su déficit también es un misterio. Y, al igual que otras trasnacionales que operan en el país, es oscura en cuanto a la rendición de cuentas de lo que sucede en sus instalaciones, aun cuando se trata de asuntos de interés nacional.

En esta localidad, la cfe y la planta de Pemex utilizan en un año un volumen de agua que cabría en el Estadio Azteca 17 y 25 veces respectivamente. Mientras que Univex, fabricante de fibras de nylon (caprolactama), emplea una cantidad equivalente a 23 veces ese recinto deportivo. Otras empresas que contribuyen a la escasez en esta región son Carboquímica Block, Cryoinfra, Dal-Tile México, Henkel Capital, Productos Frugo, Químicos y Derivados y Tekchem, las cuales consumen una cantidad de agua suficiente para llenar una vez y media el mismo estadio, aun cuando casi 13% de los habitantes no cuenta con servicio de agua potable en sus domicilios.

Se acaba el agua en Guanajuato

En Silao, Guanajuato, General Motors de México produce en promedio 360 mil camionetas Silverado y Sierra al año. Para ello requiere de por lo menos 51 millones 480 mil m3 de agua, pero solo cuenta con permisos de extracción en tres pozos que le permiten el acceso a un millón 120 mil m3 en ese mismo periodo.

Hasta hace cinco años, el suministro de agua llegaba sin ningún problema a la mayor parte de esta población, pero ahora no es así. De sus más de 180 mil habitantes, casi 40 mil reciben agua en sus viviendas solamente una vez a la semana, y en la mayoría de los casos se entrega mediante pipas, porque la presión no alcanza para llevarla por el sistema de bombeo.

Las colonias más afectadas son las que se ubican en las inmediaciones del complejo automotriz de General Motors. En Villas de Guadalupe, Los Cerritos, Los Rodríguez, Villas de la Montaña, El Progreso, la Joya, La Joyita, Independencia, El Olivo, Anáhuac, La Loma y Los Espárragos se estima que 350 familias se ven castigadas por la falta de agua.

De acuerdo con fuentes municipales, General Motors —que lleva ya más 20 años consumiendo el agua del subsuelo en Guanajuato— podría agotar los mantos freáticos de la zona en un periodo no mayor a cinco años. Esto es lo que podría estar detrás de la decisión de la empresa de trasladar una parte de su producción al estado de Michigan en Estados Unidos, y no tanto las razones económicas derivadas de las renegociaciones del tlcan, de las que resultaron mayores aranceles a los vehículos fabricados en nuestro país que tengan como destino el vecino del norte.

Mientras el agua del subsuelo de Silao se consume a ritmos acelerados, los índices de pobreza siguen al alza y a finales de 2018 casi 40% de la población no contaba con un suministro constante en sus viviendas. Pero no solo General Motors explota los mantos freáticos, aquí también opera otra empresa automotriz: Hino Motor Manufacturing México.

Por medio de esta subsidiaria, Toyota produce al año más de 100 mil camiones pesados modelo EPA 04 y Euro 4 de la Serie 500, para cuya producción se requieren por lo menos 8 millones de m3 de agua al año. Al menos de manera oficial, en el Repda no existe algún permiso a nombre de Hino, por lo que muy probablemente el agua la obtiene directamente del sistema de suministro que abastece a la población.

Aunque en menor medida, otra automotriz que también contribuye al desabasto de agua en Silao es Volkswagen de México, que aquí fabrica motores para atender la demanda de su planta en Puebla.

De manera oficial consume 120 mil m3 de agua al año, los cuales podrían representar un volumen menor en comparación con los que usan otras plantas automotrices, pero se trata de una cantidad que podría terminar con el desabasto de por lo menos tres de las colonias que actualmente padecen escasez en esta localidad.

A la lista de las voraces consumidoras de agua en esta parte de Guanajuato, donde solo las que se encuentran en el llamado Parque Industrial Guanajuato Puerto Interior consumen un millón 649 mil 500 m3, que es casi la misma cantidad de líquido del que dispone toda la población de Silao en un año, también se suman las manufactureras American Axle & Manufacturing de México, Ann O’Brien, Gravasa y Molinos Azteca.

Empresas opacas

En Aguascalientes también se comienza a vivir una crisis por la falta de agua. En esta capital, motivo de orgullo para el gobierno federal por el desarrollo industrial que ha alcanzado en los últimos 10 años, se hallan tres empresas fabricantes de vehículos: Nissan, Mercedes Benz e Infiniti, las cuales absorben casi 70% del agua que se destina a la planta autoabastecida.

De acuerdo con cifras del inegi, el agua que aportan los mantos subterráneos y la que se obtiene de manera superficial proveniente de los ríos San Pedro, Pabellón, Blanco, Prieto y Chicalote, es consumida principalmente por el sector agrícola de gran escala, el cual se queda con casi 68%, mientras que la población y la planta industrial consumen el restante 32% casi a partes iguales.

La planta de Nissan Mexicana, que produce vehículos Sentra, Note y March, tiene un ritmo de producción promedio de 120 mil autos al año, lo que implicaría un consumo promedio de más de 17 millones 160 mil m3 de agua, pero el corporativo solo cuenta con la autorización para el uso de agua de únicamente 720 mil m3 por año, lo que a todas luces resulta incongruente.

La falsedad de las cifras que manifiesta púbicamente Nissan sobre el uso del agua en sus procesos productivos de la planta de Aguascalientes, la dejar ver la propia empresa con los permisos autorizados por la Conagua para generar aguas de desecho. Esta planta genera 876 mil m3 de agua al año, que es un volumen muy superior a los 720 mil m3 de agua que dice extraer.

En la misma condición se encuentra Infiniti (Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes), la cual dice tener una producción promedio por año de 100 mil unidades del modelo SUV QX50, para lo cual necesitaría 143 millones de m3 de agua, no obstante, la empresa no tiene registrado por parte del gobierno federal un solo permiso de extracción de agua con fines industriales.

El dato falso de que esta planta automotriz no requiere agua para la producción de sus autos se evidencia también en el Repda, donde se establece que esta empresa cuenta con un permiso para el desalojo de aguas residuales que ampara la descarga anual de hasta 289 222 m3 de agua al año. Esto no sería posible si oficialmente la fábrica no extrae un solo litro de agua del subsuelo para sus procesos industriales.

Por su parte, Mercedes Benz, que opera de manera conjunta con la firma Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes, asume una producción anual de casi 70 mil vehículos Clase A, para lo cual en teoría se requieren más de 10 millones de m3 de agua, pero la empresa no cuenta con un solo permiso oficial emitido por el gobierno federal para la extracción de agua.

El Colectivo El Caracol y la Biznaga han denunciado en diversas ocasiones el uso irracional del agua de estas tres plantas automotrices. Sus integrantes consideran muy alta la probabilidad de que los corporativos estén sustrayendo el agua de manera ilegal, pues el abasto a las colonias aledañas ha disminuido de manera misteriosa en los últimos tres años.

En las inmediaciones de la planta de Nissan, por lo menos en 12 colonias populares el desabasto de agua ha crecido de forma acelerada. A finales de 2018, casi 70% de 1 340 familias recibían agua a través del sistema municipal solamente una vez cada semana.

En Aguascalientes, las colonias afectadas por la extracción de agua que hace Nissan son El Mosco, El Gigante, Vista Alegre, Hacienda San Marcos, Lotes de Arellano, Lomas de Nueva York, La Media Luna, Casasólida, San Francisco del Arenal, Villa Sur y San Sebastián; en tanto que las plantas de Mercedes Benz e Infiniti son señaladas por causar escasez de agua en las colonias Cotorina y Montoro, donde son cerca de 65 familias las que de la noche a la mañana han dejado de recibir el suministro.

Según cifras de la Sedesol, el número de habitantes en este municipio que no tienen acceso al agua en 2010 era de 7.9%, pero funcionarios del sistema municipal de agua indican que la cifra podría llegar a más de 18 por ciento.

Estado de México y Morelos, falta presión

En Toluca, la escasez del agua va de la mano con la actividad industrial. Además de las refresqueras y las cerveceras, también hay dos plantas armadoras de autos y una de fabricación de motores. Aquí operan con todas las prebendas oficiales Fiat Chrysler Automobiles (fca) y bmw, las cuales en conjunto ensamblan más de 350 mil vehículos al año, mientras que General Motors Company (gmc) produce más de 170 mil motores, con un crecimiento promedio en la producción de las tres plantas de más de 4% anual.

fca produce al año un promedio de 185 mil vehículos Dodge Journey, Fiat 500, Fiat Freemont y Jeep Compass, para lo cual requiere más de 26 millones 455 mil m3 de agua. bmw, para alcanzar los niveles de producción de más de 167 mil autos del modelo Serie 3 y Serie 5, requiere al menos de 22 millones 800 mil m3 de agua. En tanto que la producción de motores y el proceso industrial de laminado de gmc requiere por lo menos de 10 millones de m3 de agua al año.

La suma de volúmenes supera casi 30 veces la cantidad de agua que en un año recibe toda la población urbana de la capital del Estado de México. La cifra es alarmante y puede ser una las razones por las que las tres armadoras no exponen de manera clara la cantidad de agua que utilizan en sus operaciones diarias.

Según el Repda, fca cuenta solo con un permiso de extracción de agua a nombre de Daimler Chrysler de México que ampara el uso de un millón 11 mil 128 m3 de agua al año, la cual no debe de usar en su totalidad, pues la empresa asegura que genera descargas de agua residuales por el orden de los 328 mil 500 m3 al año, maquillando las cifras igual que lo hace en la planta de Ramos Arizpe.

Por su parte, bmw no registra un solo permiso de uso de agua en Toluca. Los únicos dos permisos con los que cuenta para extraer agua y desecharla contaminada se registran en su planta de San Luis Potosí, la cual entrará en operaciones a finales de 2019. Ahí se producirán al año más de 100 mil autos del modelo Serie 3, para lo cual habrá de necesitar más de 143 millones de m3 al año, pero los permisos que se le han otorgado amparan solo 160 mil m3.

La inconsistencia con la que opera la planta bmw de Toluca, que oficialmente tiene actividades industriales sin autoabastecimiento de agua, queda demostrada con lo que ocurre en la planta de gmc. Esta solo produce motores, así que su consumo de agua debería ser menor al de cualquier ensambladora de autos completos. Pues bien, gmc reconoce que para producir 170 motores al año, requiere al menos 522 mil 228 m3 de agua.

Al menos la mitad de las familias que viven en las 22 colonias que rodean el parque industrial de Toluca ya no reciben agua a diario por medio del suministro municipal.

En las colonias Pilares, Casa Blanca, San Juan Buenavista, Rincón de San Lorenzo, Jardines de la Crespa, Las Fuentes, El Olimpo, Caporal y Barrio de Tlacopa, solo se hace llegar el agua una vez a la semana durante tres horas, en la noche, cuando la extracción para fines industriales permite que haya presión en el sistema de bombeo.

En Cuautitlán Izcalli, la falta de presión a causa de la desmedida extracción de agua afecta a más de 20 mil habitantes en la zona aledaña a la planta automotriz de Ford Motor Company. Aquí se producen más de 114 900 vehículos Ford Fiesta, para lo cual se requieren más de 16 millones 300 mil m3 de agua.

A pesar del elevado volumen de agua que necesita Ford para operar en este municipio colindante con la Ciudad de México, donde es más que evidente la escasez de agua, la empresa reconoce —y así también lo consigna el Repda— que cuenta solo con un permiso de extracción de 830 751 m3 por año, mismos que se usan en su totalidad y se devuelven como agua de desecho a los cauces de la zona.

La mala administración de las aguas residuales y los problemas de escasez de agua entre la población agudizan los efectos negativos en la salud de los grupos más vulnerables, como niños y adultos mayores. Es común que las enfermedades de la piel, los trastornos gastrointestinales y de las vías urinarias se incrementen, como ocurre en Jiutepec, Morelos, en la zona conurbada de Cuernavaca, donde opera una planta de Nissan.

La cantidad de agua que emplea esta armadora para alcanzar el promedio anual de producción de más de 310 mil vehículos Tiida, Sedan, Versa, NP300 y Frontier, se estima en más de 44 millones 300 mil m3 de agua, pero la empresa solo cuenta con un permiso del gobierno federal para utilizar 459 019 m3 al año.

El volumen de agua que extrae Nissan representa una cuarta parte del líquido que se destina al abasto de toda la población urbana de Jiutepec. Lo más lamentable es que las aguas de desecho industrial han tenido graves efectos en la salud de los habitantes desde hace por lo menos cuatro años.

La contaminación que Nissan y otras empresas producen en la zona, así como “la falta de colectores necesarios, ocasiona que se tengan que verter aguas residuales sobre las barrancas de Puente Blanco y La Gachupina, generando fuertes focos de contaminación”,[5] con lo cual queda la carga al gobierno municipal de Jiutepec para implementar programas de eficiencia en el saneamiento y tratado de aguas residuales.

VW, líder en contaminación

Los focos de enfermedades y la escasez de agua generados por la industria automotriz han alcanzado niveles aterradores en Puebla, tanto en la cabecera capital como en el municipio de San José Chiapa. Aquí Volkswagen y Audi hacen un uso desmedido del agua y representan una fuente de contaminación permanente sobre el río Atoyac.

En Puebla, Volkswagen produce desde hace al menos siete años vehículos Jetta, Tiguan, Golf, Cross Golf y Beetle en todas sus versiones. Opera a un ritmo de más de 450 mil unidades por año, lo cual implica un gasto de agua de por lo menos 64 millones 350 mil m3, el doble de la que se destina para consumo humano entre la población de esta zona urbana. En el Repda se reconoce que tiene un permiso de extracción que ampara el uso industrial de solo 2 millones 275 mil 140 m3 al año,

A pesar del alto volumen de agua que consume Volkswagen de México, el verdadero problema de esta planta radica en la generación de aguas residuales. Esta empresa automotriz, orgullo de la clase política mexicana en la atracción de inversiones extranjeras, descarga por lo menos un millón 418 mil 390 m3 de aguas negras al año, las cuales se vierten en el río Atoyac, el más contaminado del país a causa de la actividad industrial, como lo ha reconocido la CNDH en su recomendación 10/2017.

Por su parte, Audi, del mismo consorcio alemán de vw, ha arrebatado a la población de San José Chiapa una extensión territorial de casi la misma medida sobre la que se asienta la zona urbana. La empresa dice producir 150 mil unidades al año, principalmente del modelo Audi Q5. Para esto requiere por lo menos 21 millones 450 mil m3 de agua al año, cuyos desechos también van a dar de forma indirecta al río Atoyac.

En este río, que infiltra las aguas del afluente Libres-Oriental, Audi descarga un promedio anual de 537 280 m3 de aguas tóxicas luego de extraer anualmente 542 mil m3, que es lo que amparan los dos permisos otorgados por el gobierno federal a esta empresa, y que se refieren en el Repda de la Conagua.

Se estima que el desabasto de agua que ocasionan estas dos plantas alemanas afecta a más de 50 mil personas. Las colonias Los Pinos, Villas de San Carlos, Nueva Alemania, El Calvario y Lázaro Cárdenas han visto disminuido el suministro a través de la red municipal, tanto que reciben agua una sola vez por semana.

En San José Chiapa, la escasez del líquido generada por Audi se manifiesta con mayor intensidad en los asentamientos urbanos de Ampliación de Guadalupe y San José Ozumba, donde hasta hace cuatro años, antes de que la empresa se instalara en la zona, tenían agua de manera constante. El abasto era suficiente para realizar actividades agrícolas de baja producción, pero desde 2015 se redujo casi 50 por ciento.

A pesar del despojo del agua y de la contaminación con metales pesados en el río Atoyac, ni vw ni su subsidiaria Audi han manifestado la mínima intención de disminuir su actividad industrial. Por el contrario, a mediados de 2018 vw anunció su intención de incrementar 7% su ritmo de producción para llevarlo al cierre de 2019 a 485 mil vehículos. Para este mismo año, Audi pretende incrementar su producción al menos en 3 por ciento.

Con el incremento de la actividad industrial de vw y Audi para los próximos años, también habrá de incrementarse sustancialmente el índice de contaminación que ya es alarmante en el río Atoyac. Incluso la cndh ha hecho llamados a las autoridades para que apliquen medidas contra el deterioro ecológico que se vive en todo el caudal del río.

De acuerdo con la propia comisión, la contaminación del agua ha producido severos daños en la salud de los residentes, los cuales están expuestos cotidianamente a compuestos tóxicos que son causantes “cuadros patológicos que incluyen irritación, lagrimeo y dolores de cabeza, así como casos de anemia, leucemia y púrpura trombocitopénica; las personas que habitan la zona presentan niveles altos de daño genotóxico”.

El organismo defensor de los derechos humanos considera que las autoridades, “tanto a nivel federal como estatal y local, no han actuado con la debida diligencia para atender la grave situación de contaminación existente y los consiguientes daños a la salud”. Además, reconoce que la población afectada no ha sido informada de forma adecuada sobre la situación que afrontan.


[1] Secretaría de Economía, La Industria Automotriz Mexicana: Situación Actual, Retos y Oportunidades, octubre de 2016.

[2] Secretaría de Economía, La Industria Automotriz Mexicana: Situación Actual, Retos y Oportunidades, octubre de 2016.

[3] Gobierno de Baja California, Secretaría de Salud, “Actualización programa sectorial de salud 2015-2019”, México, 2017.

[4] “Propuesta comunitaria para el saneamiento integral de la cuenca Atoyac-Zahuapan y la reparación del daño a las comunidades”, México, 2017, p. 30.

[5] Diario Oficial de Morelos, “Plan de desarrollo municipal 2003-2006 del municipio de Jiutepec, Morelos”, 23 de junio de 2004.

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