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Hoy, #Desliz se escribe en #Querétaro, en Plaza de Armas: “Desde las entrañas del Rhino”. Lea, disfrute y comparta.

En Querétaro, la noche no se teme. Se habita. Se duerme. Y se descansa. Lo que en muchas partes del país representa la antesala del crimen o la incertidumbre, aquí se ha convertido en una extensión de la tranquilidad. Esa paz no es fruto de la casualidad, sino de una estrategia deliberada, sostenida en inversión, estructura y dirección.

Fui invitado a conocer las instalaciones del nuevo complejo de la Policía Estatal, conocido como el “Rhino”, por el secretario de Seguridad Ciudadana, Iován Pérez Hernández, un mando de élite condecorado por agencias internacionales, cuya trayectoria no sólo se mide en grados o placas, sino en resultados.

La instrucción que recibió por parte del gobernador Mauricio Kuri González es clara: cuidar a las y los queretanos con toda la capacidad del Estado. Y el Rhino es la evidencia tangible de esa instrucción convertida en acción.

Ubicado sobre Paseo 5 de Febrero, frente al Centro Universitario, este edificio de 12 mil 400 metros cuadrados destaca por su singular diseño y su dimensión estratégica. Con una inversión pública de 810 millones de pesos, fue concebido por Fernando G. González Salinas, Luis Alfonso Coronel Olivo y Valeria Luna Zúñiga, bajo una premisa sencilla: construir seguridad desde la solidez institucional.

En este recorrido fuimos testigos, desde la planta baja donde la ciudadanía presenta exámenes para obtener sus licencias de conducir, hasta el quinto piso del área de inteligencia operativa. Lo que vimos no fue un simulacro de Estado moderno, sino un Estado funcional: uno que respeta al ciudadano, que planifica su seguridad y que la ejecuta con profesionalismo.

El Rhino alberga un auditorio, oficinas administrativas, sala de juntas, centro de monitoreo, y la oficina del secretario. Desde ahí se coordinan 10 grupos de reacción especial, entrenados con protocolos internacionales en instalaciones reconocidas por agencias como la DEA y el FBI. Aquí no hay cuarteles improvisados ni simulaciones de mando: hay estructura, capacidad y método.

Pero no todo es táctica. El ciudadano también cuenta. En este mismo espacio se centralizan trámites esenciales como expedición de licencias, permisos vehiculares, autorizaciones a empresas de seguridad privada, y servicios que antes se dispersaban sin orden. Todo bajo el mismo techo, con eficiencia administrativa y trato profesional.

Los datos lo confirman. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero y abril de 2025, la incidencia delictiva disminuyó un 10% en Querétaro. Sólo en abril, el descenso fue del 17%. Se redujeron los robos a vivienda, negocio, transeúntes, vehículos y en transporte público.

Querétaro no presume de perfección, pero sí de seriedad. Aquí, la seguridad no es un discurso reciclado. Es una política pública que se ejecuta con constancia. Es la aplicación práctica de una consigna: proteger al ciudadano y preservar la paz como condición básica del desarrollo.

Y aunque las voces más radicalizadas del espectro político local intenten deslegitimar al POES con retórica de coyuntura, incluso ellos —y sus familias— están bajo el mismo resguardo que cuestionan. Porque en Querétaro, la noche ya no pertenece al miedo. Pertenece al orden. Pertenece a la ley. Pertenece, finalmente, a la ciudadanía.

Colofón.

Mientras Querétaro avanza con orden, hay quienes insisten en hacer política desde la miseria del WhatsApp. El diputado federal y repartidor de “Marinela” en sus ratos libres no se cansa de enviar las fotos del espectacular caído de Marco del Prete, como si eso lo hiciera relevante.

Ridículo, de baja estatura política, se burla de un accidente que no dependía del secretario, mostrando más ganas de figurar que de servir. Aquí nadie quiere a los burlones, corrientes ni mentirosos, mucho menos a los oportunistas que creen que la desgracia es trampolín. Va por la vida señalando con el dedo ajeno, sin reparar en que su propio historial es más largo que su lista de iniciativas. ¿Se imaginan que alguien se pusiera a difundir sus denuncias, sus escándalos, su pasado de desobligado? Quizá entonces dejaría de jugar al influencer de pasillo.

Un tamaulipeco – chilango frustrado, tan conocido como la caca del perico: ni huele, ni hiede… pero ahí está, estorbando.

Los que siguen.

@GildoGarzaMx

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