
Semanas antes del 1 de junio se pronosticó que el abstencionismo para renovar al Poder Judicial Federal sería del 85 por ciento, sin embargo, 87 de cada 100 mexicanos rechazaron ejercer su derecho a elegir 881 puestos de jueces, magistrados y ministros en estos comicios inéditos.
La consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Tadei, el domingo por la noche dio a conocer que la participación ciudadana se ubicaría entre el 12.57 y 13.32 por ciento del Padrón Electoral, que suma a 99.7 millones de mexicanos.
Este lunes la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia mañanera confirmó que solo 13 millones acudieron a las urnas. Se emitió un millón menos de los sufragios que esperaba la Cuarta Transformación para validar los comicios.
No bastó la intensa movilización de Siervos de la Nación repartiendo acordeones impresos y digitales semanas antes, ni el llamado diario de la primera mandataria a votar, ni que el domingo apareciera el expresidente Andrés Manuel López Obrador tachando las boletas persuadiendo a los indecisos y cautivos del partido Morena.
La cifra ni siquiera llegó a los 16.5 millones de votos emitidos en 2022 en la revocación de mandato, ni menos de la mitad de sufragios que obtuvo Sheinbaum Pardo para ser presidenta hace exactamente un año: 35 millones 925 mil.
33 por ciento, era el promedio del abstencionismo en elecciones federales
Al observar las cifras del abstencionismo en las 11 últimas elecciones presidenciales en México, la Elección Judicial de 2025 es la que presenta la cifra más alta, con 87 por ciento, desde 1964.
Cabe aclarar que los porcentajes del abstencionismo son proporcionales al número de mexicanos inscritos en el Padrón Electoral y la cantidad de votos emitidos en cada elección presidencial.
Así, vemos que el Padrón Electoral de 1964, que contaba con 10 millones personas, en 2025 pasó a 99.7 millones.
Aunado a que en 1970, la mayoría de edad se redujo de 21 a 18 años, permitiendo que los jóvenes tuvieran derecho al voto.
El abstencionismo electoral se calcula a partir de la diferencia entre el número de electores inscritos en la lista nominal y el número efectivo de votantes.

De acuerdo con la investigación del doctor en Ciencias Sociales, Bruno Lutz, “La participación electoral inconclusa: abstencionismo y votación nula en México”, la tasa de abstencionismo “varía entre 24% y más de 52%, situándose el promedio en alrededor de 33%. Estos datos indican un nivel de abstencionismo relativamente bajo en comparación con otros países”.

Tabla comparativa de la investigación “La participación electoral inconclusa: abstencionismo y votación nula en México”, de Bruno Lutz (UAM-Xochimilco, 2005).
En las elecciones presidenciales del 2000, 2006 y 2012 , el abstencionismo electoral osciló entre 36.03 por ciento y 36.92 por ciento, un promedio de 33 millones de electores, según cifras oficiales del entonces IFE, ahora INE.
En la elección de 2000 donde ganó el panista Vicente Fox participaron 37 millones 601 mil 618 ciudadanos, de un listado nominal de 58 millones 782 mil 732. Esto equivale a una votación de 63.97 por ciento y una abstención de 36.03 por ciento.
En el proceso electoral de 2006, donde ganó el candidato del PAN, Felipe Calderón, un total de 71 millones 374 mil 373 fueron convocados a votar, de los cuales 41 millones 791 mil 322 (58.55 por ciento) participaron. La abstención fue del 41.45 por ciento.
En la jornada electoral de 2012, con el triunfo de Enrique Peña Nieto (PRI), el listado nominal fue de 79 millones 492 mil 286 ciudadanos registrados, de los cuales votaron el 63.08 por ciento (50 millones 143 mil 616 electores). La abstención fue del 36.92 por ciento.
Con Sheinbaum como candidata presidencial, el 61.4 por ciento de los mexicanos no votó
En 2018, cuando ganó el candidato de Morena, AMLO, se abstuvo de votar el 40 por ciento de los electores.
Con Claudia Sheinbaum como candidata de la alianza Sigamos Hacieno Historia (PT, PVEM, Morena), el abstencionsimo creció 20 por ciento, quedando en 61.04 por ciento.
Para el 2009, “las de 1994 son (eran) las elecciones con el abstencionismo más bajo de los últimos quince años (apenas un 24.15%). De un padrón de 45 millones 729 mil 57 votaron 34 millones 686 mil 916: un nivel de participación de 75.85 por ciento”, señala el Estudio Sobre Abstencionismo en México, del área Democracia, Educación y Capacitación Cívico -Electoral, del INE.
Recordemos que ese bajo nivel de abstencionismo electoral en los comicios de 1994 fue en parte porque el candidato de izquierda a la Presidencia de la República del Partido de la Revolución Democrática (PRD) era Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, aunque resultó como ganador Ernesto Zedillo Ponce de León, del PRI.
En resumen, con la Cuarta Transformación y su Segundo Piso con Sheinbaum Pardo, ¿las tasas de abstencionismo electoral rebasarán los límites aceptables de la representatividad?
En 2027 que tendremos la votación para la revocación de mandato, ¿estaremos acudiendo a un sistema antidemocrático donde no haya una participación ciudadana recurrente? Como es elegir a nuestros representantes mediante el voto.
¿Ya no hay un líder moral en Morena como lo fue durante 40 años Cárdenas Solorzano en el PRD, y atraiga ese voto masivo como en 1994?
Fenómeno poco estudiado
“Ahora bien, el fenómeno del abstencionismo no necesita de campañas a su favor para existir: es una conducta individual de ciudadanos libres de emitir o no su voto. El investigador Crespo (1997: 51) afirma que:
“El abstencionismo es hasta cierto punto natural. En realidad, la mayoría de los ciudadanos en las democracias tiene pocas motivaciones para asistir a las urnas, incluso cuando el costo de hacerlo es menor. Por un lado, a la gran mayoría de los ciudadanos no les interesa la política como prioridad; otras actividades e intereses ocupan su atención antes que la política”, apunta Bruno Litz en su investigación.
¿Las razones? Uno, “las que conciernen a la conducta electoral más o menos previsible de ciertos sectores de la ciudadanía”, y dos, “las que remiten al contexto sociohistórico en el cual se realizan los comicios, así como la naturaleza de los mismos”, explica Lutz.
Cuatro tipos de abstencionistas
El “Núcleo duro“, aglutina a los ciudadanos cuya motivación personal para no participar electoralmente se mantiene en el transcurso del tiempo.
Las “razones más poderosas” están enmarcadas en una persistente percepción negativa de la política. El investigador Darío Restrepo (2001: 170) afirma que:
La crítica a los partidos políticos y al Estado refleja una desconfianza más profunda contra los mecanismos de delegación y el mundo institucional. La delegación supone el uso instrumental de medios dirigidos a conseguir fines: construir organizaciones para conseguir afuera —en el mercado y en el Estado— conquistas democráticas para la población representada.
“Los gobernantes no los representan, nunca los han representado y jamás podrán hacerlo adecuadamente, estos abstencionistas no admiten cambios posibles en su conducta electoral”.
Los “abstencionistas ocasionales” calculan el costo/beneficio de la emisión de su voto en función de parámetros coyunturales que son: su percepción de la importancia de las elecciones para el país; su apreciación de la campaña electoral y del mensaje difundido por los candidatos; la posibilidad de ver su situación económica personal transformarse positivamente en caso de que gane un candidato bien identificado.
Pueden identificarse en las encuestas de opinión como los que “no saben” por quién votar, o bien los que “no se pronuncian”.
“Técnico o estructural”. Los ciudadanos que están fuera de su distrito electoral de adscripción (porque no actualizaron su credencial de elector, porque están de viaje o porque migran), los ciudadanos que están enfermos y no pueden acudir a las urnas, y los electores que materialmente no pueden ir a votar a causa de insuperables contingencias; estas personas son las que conforman la categoría de “abstencionistas involuntarios”.
La fuerte migración en unas regiones del país o la dispersión geográfica de los poblados en zonas rurales de difícil acceso, son ciertamente factores que deben ser tomados en cuenta.
“Abstencionistas invisibles“. No están registrados ni en el padrón electoral ni en la lista nominal y, por lo tanto, no están contabilizados al momento de evaluar la participación ciudadana en los comicios. Son mexicanos y mexicanas que gozan plenamente de sus derechos políticos pero que no poseen su credencial de elector, explica Lutz, quien señala que más allá de definir la taxonomía de los abstencionistas,” se debe analizar la naturaleza de las elecciones y el contexto en el cual se celebran”.