
Bajo la definición de la Real Academia Española, alguien rapaz suele estar inclinado al robo; asimismo, rapaz es sinónimo de niño. Por el contrario, alguien experimentado es antónimo de rapaz. Para Erich Fromm: La idea de tener es propia de la conducta de un niño, ya que a través del tener cosas intenta aprehender el mundo que lo rodea, el problema recae en que el simple deseo de tener no implica que se conozca o entienda el mundo, simplemente se crea una falsa sensación de control, se contrapone con la idea de ser, la cual suele presentarse cuando se llega a adulto o, en nuestro caso, alguien experimentado.
El hecho de ser implica una necesidad de vulnerabilidad para poder comprender el mundo, especialmente el lograr entender nuestro tiempo y lugar en éste. Quien sólo buscar tener, pensemos, hijos, propiedades, la banda presidencial; solamente está intentado postergar su existencia en el mundo físico, algo irreal. En cambio, quien logra ser trasciende los límites de lo corporal, ya que se permitió conocer al mundo y a sí mismo.
Esto podemos observarlo en situaciones tan cotidianas como las famosas “encuestas de popularidad” realizadas por los dos últimos presidentes que ha tenido México. El tener la aprobación mayoritaria de la nación, a su ver, les indica que son los presidentes más queridos o aceptados, cuando en realidad es un mero acto de desesperación por tener relevancia, por permanecer, inertes, en un lugar que les fue prestado. Siendo que, en el caso más actual, podemos observar que la presidente Claudia Sheinbaum es quien tiene la banda presidencial, pero no es la presidente de la nación, sólo es una pelele más en este Neo-Maximato.

En ambos casos, y desde, tal vez, la conquista; han buscado ser los dueños del país, creyendo que tener la banda presidencial los haría dueños legítimos de la nación. Aunque en estos, casi, 7 años se han encargado de demostrar que tener la banda presidencial difiere con la idea de ser presidente. Ya que repetidamente han dado cátedra de su impotencia al mostrar que los verdaderos dueños del país son las empresas y los cárteles. Quienes, a pesar de no tener la banda presidencial, ellos pueden ser quienes imponen su voluntad sobre la población. Sin embargo, aquí habría que señalar que este ser por parte de estos comerciantes de vidas se refiere a uno que sigue aferrado con la idea del tener, del poseer.

Aquellos quienes logran ser, en toda su extensión, son quienes genuinamente comprenden al mundo. Quienes van más allá de la idea de tener y perdurar por todo lo que acumularon. Aquellos quienes son han roto las ataduras creadas por la idea del tener y han llegado a comprender que lo mejor que pueden dejar es su luz. La luz de la verdad, una luz que fluye, fluye en sí y más allá de sí mismo. Es, como cita Erich Fromm: “una vasija que aumenta de tamaño mientras se llena, y nunca se llenará”. Porque cuando se es, se vive. Y quien vive, sólo desea vivir.
