Techos de lámina, largas filas y presupuesto recortado, así la Comar atiende a migrantes

Por: Nora Villegas
Ciudad de México.- En muchos países del mundo hay personas que viven amenazadas y perseguidas por diversas razones y factores; el color de la piel, el género, la religión, orientación sexual, opiniones políticas, etcétera. Existen casos en los que la única solución para salvar la vida o evitar un sufrimiento grave es solicitar refugio en otro país.
Los conflictos armados, la persecución política o religiosa, represión, tortura, violencia, discriminación, desastres naturales, crimen organizado, o bien, condiciones económicas extremas, falta de empleo o escasez de recursos, pueden ser motivos de peso para que una persona y su familia se vean obligadas a dejar sus lugares de origen.
Los gobiernos “humanistas”, como presume ser el de México, están obligados por organismos y tratados internacionales a otorgar ayuda humanitaria, deben proteger la vida y la seguridad de las personas que solicitan refugio o asilo en sus territorios.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), que es la dependencia del gobierno federal, órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, que se encarga de recibir analizar y resolver las solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiado en México y, en días recientes, la afluencia de migrantes en sus oficinas del país, rebasa su capacidad de atención.
Las personas solicitantes de asilo que acuden a esta dependencia para regular su situación migratoria han estado durante horas paradas, haciendo fila en la calle, en el rayo del sol o en la lluvia, esperando a ser atendidos en oficinas provisionales con techos de lámina, a temperaturas insoportables, en donde son atendidas solo por dos funcionarios; uno que revisa los documentos y otro que captura la información en un ordenador.
Esta situación resulta extraña, ya que la COMAR, a través de la Secretaría de Gobernación, por parte de la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), recibió 117.9 millones de dólares hasta febrero de 2025, aparte del presupuesto anual que la federación destina a esta dependencia.
El gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo redujo este 2025 en un 10 por ciento el presupuesto de egresos de la COMAR, el cual pasó de 51 millones de pesos en 2024 a 47 millones 866 mil 822 pesos, lo cual no la hace muy congruente con el discurso sobre los temas migratorios que abandera, la pregunta es ¿en dónde está invertido el recurso que recibe la Comisión?.
Sin análisis previos, ni visión de las circunstancias migratorias actuales, el gobierno de la Cuarta Transformación, el que dice ayudar a los pobres y ser hermano de los héroes migrantes, recortó en un 10 por ciento el presupuesto federal de egresos de la COMAR en 2025, de tal suerte que, entre lo que recibe de la ACNUR y lo que destina la federación, hoy en día, en la oficina de la Ciudad de México, la atención a los migrantes solicitantes de refugio es deplorable.
En México existen albergues y sitios de alojamiento, tanto institucionales, como sitios en los que opera la iglesia o algunas organizaciones civiles que reciben a las personas migrantes en espera de solución legal o administrativa. Las organizaciones civiles operan 103 albergues en donde se ofrece comida y alojamiento, con recursos obtenidos de otras fuentes, mientras que el Instituto Nacional de Migración opera apenas 29 estaciones migratorias con recursos del estado y de la ACNUR, ¿cómo se están administrando esos recursos, que no alcanza para atender de forma digna a los migrantes?
En la información oficial, publicada en su sitio web, información que por cierto no ha sido actualizada desde 2024, la COMAR da cuenta estadística de los extranjeros atendidos por esa dependencia cada año.

El trabajo no es menor; entre los meses de enero y abril de 2024, México recibió 17 mil 431 solicitudes de refugio para 30 mil 230 personas, la mayor parte de ellas originarias de Honduras (12 mil 782 hondureños); entre ellos había solicitudes de refugio de Cuba (6 mil 703); Haití (dos mil 606); El Salvador (dos mil 297); Venezuela (mil 718); Guatemala (mil 617); Colombia (813); Nicaragua (367); Ecuador (258); Angola (168) y 901 de otros países.
La cifra ha crecido exponencialmente de forma anual; en 2022, México recibió 75 mil 720 solicitudes para refugiar a 119 mil 103 personas; en 2023, la COMAR recibió 85 mil ocho solicitudes para el refugio de 140 mil 900 personas y tan solo en los primeros cuatro meses del año 2024, de todas las solicitudes recibidas, México reconoce como refugiados al 72 por ciento de los extranjeros solicitantes.
Durante su encargo en el gobierno de Claudia Shienbaum, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez ha asegurado que a lo migrantes se les debe de recibir de manera cálida y humana, haciendo monitoreos de todas las solicitudes de refugio, convenios con las empresas para ofrecerles a los migrantes y repatriados empleos, elaborando planes de alimentación y seguridad, en junio, aún no se ve ninguna de estas acciones para ningún migrante, ni para nadie.
Rodríguez Velázquez aseguró en alguna de sus participaciones en la conferencia mañanera del pueblo que en cuanto al “alojamiento temporal, estamos tratando que en todos los lugares haya calefacción, por las bajas temperaturas; también hay regaderas con agua –agua fría y agua caliente; toallas, camas, cobijas, almohadas, sanitarios con lavamanos; servicio de internet gratuito, cabinas telefónicas gratuitas, zonas de carga de celulares; tres comidas calientes diarias y agua potable”.

¡Mentira! ni siquiera sillas para sentarse tienen las oficinas donde tramitan los migrantes su estancia en el país.
Tampoco se les ha otorgado a los paisanos migrantes la tarjeta con dos mil pesos que prometió, ni se ha trasladado en autobuses a los repatriados a sus lugares de origen. México no ha estado, ni estará en mucho tiempo, listo para enfrentar la estrategia migratoria del presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump.