Romeo del Trópico y la Revolución de las Calorías

Por. Gildo Garza
Alguna vez gritó —entre carcajadas adolescentes— “¡Saquen las putas!”, como quien ensaya, sin saberlo, su epitafio moral. Hoy, el vástago menor del mesías tropical reaparece como un personaje salido de una tragicomedia posrevolucionaria: dulcificado por los afectos, redondo por convicción, y enamorado —no del pueblo bueno— sino de una rubia que disfruta los frutos de un sistema que su suegro maldecía cada mañana desde el púlpito mañanero.
Sobre la cubierta de un yate que jamás zarparía en un sexenio de “austeridad franciscana”, el joven príncipe posa entre papas con salsa, dip de privilegio y una dieta rica en contradicciones. Ahí, entre el salitre y la hipocresía, reposa la escena que mejor retrata la 4T: predicar con las manos vacías mientras los herederos mastican con la boca llena.
Ella, sin necesidad de tribuna, ha entendido mejor que nadie la nueva narrativa: el amor es ciego, pero no idiota. Se enamoró —dicen— de su “nobleza”, su “inteligencia” y, seguramente, de su acceso ilimitado a los lujos que el pueblo no ve ni en TikTok. Porque el nuevo proletariado ya no alza el puño… ahora agarra el volante del yate mientras sube historias a Instagram.
Y él, nuestro Romeo de la Cuarta, no necesita cargos públicos. Su función es simbólica: mostrar al mundo que la revolución se hereda, pero el menú también. Delgado en argumentos, robusto en privilegios, ha perfeccionado el arte de vivir sin trabajar, pero con la causa tatuada en la frente… y el abdomen bien cubierto.
El socialismo caribeño tiene nuevas formas: ya no se viste con boina, sino con sudaderas Balenciaga talla extra. Y no se cita a Marx, sino a Bad Bunny. Al final, el hijo del presidente @lopezobrador_
el más combativo contra la desigualdad ha logrado unir dos mundos irreconciliables: la revolución y el buffet.
Y así, entre selfies, lentejuelas ideológicas y colesterol revolucionario, este nuevo amor flota —literalmente— sobre las aguas de la incoherencia. Una historia que no necesita filtros… porque el cinismo brilla solo.
Disfrutelo, está servido…
@GildoGarzaMx