La Hoz//Dicen que no hay censura pero como humillan 

Aunque argumenten que no existe la censura, es notoria la estrategia de silencio que pretenden imponer, a través del miedo, varios políticos del partido Morena, quienes, mediante la humillación y la exposición pública, buscan callar las voces que no estén de acuerdo con sus acciones.

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Desde el inicio de la llamada Cuarta Transformación se dijo que la prensa sería libre, que la ciudadanía no sería silenciada como en otros tiempos, y mucho menos reprimida o asesinada. El contraste con la realidad es claro: no solo se siguen asesinando a activistas, periodistas, defensores del territorio, madres buscadoras y ciudadanos, sino que también se han implementado medidas de censura y humillación ejercidas con todo el poder político contra la población de a pie, víctima de figuras como Gerardo Fernández Noroña, Layda Sansores o Diana Karina Barreras, alias “Dato Protegido”.

La exageración es tal que incluso la presidenta Claudia Sheinbaum ha calificado estas humillaciones a la ciudadanía —disfrazadas de justicia y disculpas públicas— como excesivas e indignas de alguien que ostenta el poder: “El poder es humildad, no es soberbia”, exclamó la mandataria en su conferencia matutina de este jueves, al referirse al caso de Dato Protegido.

No es para menos la consideración de Claudia Sheinbaum, pues la diputada federal por Sonora, Diana Karina Barreras —alias Dato Protegido, ojalá no me denuncie para esconder su nepotismo—, mediante una sentencia emitida por la Sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con el folio SRE-PSC-94/2024, está obligando a una ciudadana miembro de la organización Sociedad Civil a pedirle disculpas públicas durante 30 días, a través de la red social X, por supuesta violencia simbólica, psicológica y digital; además de someterla a un “control patriarcal” al demeritar su carrera política.

Resulta sorprendente que, dentro de su licenciatura en Derecho, así como en la maestría que está cursando, la diputada jamás haya conocido el término “nepotismo”, que representa justamente lo que la ciudadana Karla María Estrella denunciaba en 2024 y que motivó esta polémica, exagerada e inquisitorial acción.

La iniciativa enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum en febrero pasado define el nepotismo como “una práctica en la que una persona aprovecha su cargo para otorgar empleos o favores a familiares y amigos, sin considerar su idoneidad, sino que se limita a una cuestión emocional o una lealtad personal”. Bajo el precedente de que su esposo, Sergio Gutiérrez Luna, también es diputado, la duda es natural: no se trata de misoginia ni de demeritar una carrera, sino de cuestionar si existe influyentismo en medio de una elección. Está el caso de Lenia Batres, quien —¿inicialmente?— llegó a la Suprema Corte de Justicia a través de la relación de Sheinbaum con su hermano, Martí Batres. Ahí no se cuestiona una relación machista de poder, sino la cercanía entre familiares con acceso al poder, en este caso, el Ejecutivo federal.

Por otro lado, está también la presencia constante de la familia Monreal en los cargos públicos del país, e incluso el caso de las hermanas Alcalde Luján: una como dirigente del partido oficialista y la otra como fiscal de la Ciudad de México. ¿En estos casos también se sancionará el cuestionar los nexos dentro del partido Morena y los cargos públicos que ocupan decenas de familiares?

Mientras tanto, la ciudadana Karla “celebra” hoy el sexto día de disculpas públicas, manchadas por el abuso de poder y el uso del sistema político para venganzas personales o para responder a cuestionamientos legítimos que cualquier servidor público debería aclarar.

Noroña: agresor de piel blanda que revivió la inquisición

El próximamente expresidente de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña, no solo pasará a la historia como uno de los mayores farsantes y traidores del pueblo, sino también como un pésimo legislador que permitió la aprobación de reformas fast track y como el iniciador de una nueva tradición inquisitorial de censura, abuso y humillación contra la prensa, colectivos, activistas y ciudadanía.

Noroña no ha perdido una sola oportunidad para presumir y abusar del poder político que el partido del régimen respalda. Lo hemos visto en repetidas ocasiones demeritar las luchas sociales, como la exigencia por la reforma laboral de las 40 horas; ha insultado y gritoneado a ciudadanos de la tercera edad que lo cuestionan; cuando aún tenía el valor de pisar suelo estadounidense, agredió verbalmente a comensales que lo increparon por sus pésimas actuaciones en la vida política del país; ha violado la presunción de inocencia de un ciudadano por un miserable kilo de carne sonorense y, más recientemente, ha respaldado a Felipe Cal… corrijo, a Adán Augusto López, en el argumento de “desconocer” las acciones de su exsecretario de Seguridad Ciudadana —acusado de nexos con el cártel de La Barredora— cuando fue gobernador de Tabasco.

Aunque es uno de los más grandes agresores dentro del partido Morena —y vaya que los hay (Félix Salgado Macedonio, Cuauhtémoc Blanco, por mencionar algunos)—, Noroña inició esta tradición de recurrir a instancias “legales” para orillar a que los ciudadanos que lo cuestionen sean humillados públicamente y provocar miedo en la población. No es un invento; basta recordar que fue el primero en obligar a un abogado a pedir disculpas públicas bajo supervisión de la Fiscalía General de la República en mayo pasado, luego de que, en 2024, el abogado abordó a Noroña en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y supuestamente lo agredió verbal y físicamente.

Layda Censuras, otra fichita 

La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, es otra de las fichitas morenistas que utilizan el poder para agredir a todos aquellos que le incomodan; por ejemplo, las agresiones contra la libertad de expresión del periodista Luis González Valdez.

Coludida con el Poder Judicial del estado, Sansores buscaba prohibir al periodista volver a ejercer su profesión, como si se tratara de un delito, y pretendía clausurar el medio donde publicó sus columnas de opinión.

Aunque lo anterior no se concretó, la sentencia final dictada por la jueza Ana Maribel Atocha Huitz May obliga a que todo lo que busque publicar González Valdez sea supervisado por un “interventor” judicial. De igual manera, Tribuna Campeche se vio orillado a cerrar durante, por lo menos, dos meses; además, sus publicaciones también serán supervisadas por un “interventor” del Poder Judicial de Campeche.

Quizá la única unidad que hay entre todos estos personajes de Morena y sus partidos satélites es su intolerancia a la crítica y su corrupción, hipocresía, traición, populismo, falsedad… ad infinitum.

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