Sheinbaum abre a EUA la puerta a la explotación del litio mexicano

Por. J. Jesús Lemus
En una jugada estratégica que marca un giro significativo en la política energética de México, el gobierno federal suscribió un nuevo acuerdo bilateral con Estados Unidos, centrado en la cooperación en medidas no arancelarias, que abre la puerta a una mayor participación estadounidense en la exploración, explotación y comercialización del litio mexicano.
El convenio, no anunciado y solo señalado discretamente por la Secretaría de Economía, pero confirmado por voceros del Departamento de Comercio de Estados Unidos, ha generado un intenso debate entre especialistas, sectores industriales y organizaciones ambientalistas que advierten sobre una “cesión silenciosa de soberanía energética” en un contexto geopolítico marcado por la carrera por los minerales estratégicos.
De acuerdo con documentos preliminares obtenidos por Cenzontle400, el convenio no modifica directamente los aranceles sobre minerales críticos, pero establece mecanismos de homologación regulatoria, facilidades logísticas y, sobre todo, protocolos preferenciales para empresas estadounidenses en procesos de:
1.- Trámite de permisos de exploración y explotación en zonas controladas por LitioMx,
2.- Asociación técnica en proyectos de extracción ya establecidos, y
3.- Participación en cadenas de suministro para la industria de baterías y vehículos eléctricos.
Además, se contempla la creación de un grupo binacional de “coordinación estratégica” que funcionará como instancia asesora para definir “zonas de interés común”, acceso a tecnología e infraestructura, así como lineamientos de sustentabilidad.
El contexto: presión económica y geopolítica
Este acuerdo llega en medio de fuertes presiones por parte del gobierno de Washington, que ha insistido en la urgencia de asegurar cadenas de suministro confiables de minerales críticos, especialmente frente a la creciente influencia de China en América Latina.
El litio —denominado ya el “oro blanco del siglo XXI”— es indispensable para la transición energética global, especialmente en la fabricación de baterías para autos eléctricos, almacenamiento de energía y dispositivos móviles. México, con importantes reservas en Sonora, Zacatecas y San Luis Potosí, ha sido visto por Estados Unidos como un socio clave para garantizar su seguridad energética.
El presidente estadounidense, en declaraciones desde Michigan, celebró el acuerdo como un “avance estratégico en la cooperación energética de América del Norte”, mientras que la Oficina de la Representante Comercial de EE.UU. (USTR) destacó que se trata de una muestra de “confianza mutua y visión compartida para un futuro sustentable”.
La respuesta en México: entre la reserva y la crítica
A diferencia de la administración anterior que impulsó una nacionalización simbólica del litio en 2022 y creó la empresa estatal Litio para México (LitioMx), el actual gobierno mexicano ha adoptado una postura más pragmática, orientada a atraer inversión extranjera “sin perder soberanía”.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, afirmó que el acuerdo “no implica privatización ni renuncia a los recursos del país”, sino que busca “alinearse con estándares internacionales y aprovechar la experiencia tecnológica de nuestros socios”.
Sin embargo, senadores de la oposición y voces dentro de Morena han señalado que este convenio podría convertirse en una puerta trasera para la privatización progresiva del litio mexicano, sin necesidad de cambiar la Constitución.
Las claves del acuerdo
1.- No modifica el régimen de propiedad estatal del litio, pero permite asociaciones técnicas y comerciales con empresas estadounidenses.
2.- Establece una ventanilla rápida de permisos para compañías extranjeras consideradas “estratégicas”.
3.- Crea un observatorio binacional que podrá sugerir cambios regulatorios en los marcos locales.
4.- Plantea intercambio de tecnología y entrenamiento técnico en beneficio de LitioMx y sus filiales.
LitioMx: ¿reconfiguración o debilitamiento?
Desde su creación, LitioMx ha tenido pocos avances tangibles en materia de producción, lo que ha servido de argumento para quienes promueven su apertura a la inversión extranjera. Ahora, con este acuerdo, analistas advierten que la empresa estatal podría quedar reducida a un rol de intermediación administrativa.
Expertos como Víctor Manuel Toledo, exsecretario de Medio Ambiente, advierten que este tipo de convenios “diluyen las capacidades del Estado mexicano para controlar un recurso estratégico”. En contraste, empresarios del sector minero aseguran que “sin inversión y tecnología internacional, el litio mexicano jamás saldrá del subsuelo”.
La noticia ha encendido alarmas en países como Bolivia y Chile, que también han buscado modelos soberanistas para el aprovechamiento del litio. Al mismo tiempo, se espera que este acuerdo aumente la presión sobre comunidades locales en México, donde ya existen conflictos socioambientales por los proyectos de minería de litio.
En Washington, el sector privado ha reaccionado con entusiasmo. Empresas como Tesla, General Motors y Albemarle estarían ya preparando solicitudes para participar en los primeros convenios marco, según reportes del Wall Street Journal.
—oooOOooo—