Derechos Humanos para los Marihuanos ¿De qué sirve la reubicación de las comunas 4:20?

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¿En qué abona al consumo libre de marihuana, a la concientización y participación en el debate, para el logro de objetivos en materia de salud y adicciones, mover a unos cientos de consumidores de una glorieta a otra o a un parque a cuatro calles?

Por: Nora Villegas.

Ciudad de México.- Si bien es cierto que los mexicanos debemos cambiar ciertas actitudes y prejuicios respecto a quienes consumen marihuana, también es cierto que el gobierno de Clara Brugada en la Ciudad de México ha sido errático en la proyección de políticas públicas que permitan equilibrar la convivencia entre las zonas de tolerancia, las reglas que los asistentes a las comunas deberían respetar y no lo hacen y las autoridades que se hacen sordas, los ciudadanos de a pie, que, aun cuando se ha abierto el debate, prefieren atesorar y reproducir sus prejuicios, antes que participar.

En México, el consumo libre de la marihuana en zonas específicas llamadas “de tolerancia”, poco ha abonado al proceso de cambio y aceptación respecto del uso lúdico del cannabis y del ejercicio del derecho a decidir su consumo de forma libre y segura, en cambio, los puntos de consumo tolerado, se han convertido en zonas de venta y consumo ilegal de otras sustancias, además de que nada tienen de culturales, ni informativas, ni pacíficas.

No busquemos culpables. El pasado cinco de agosto, miembros de colectivos 4:20 (consumidores de marihuana en espacios permitidos) y el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, César Cravioto Romero, firmaron un acuerdo para reubicar puntos de consumo en la zona centro de la CDMX.

Este acuerdo fue algo así como “¿verdad que se van a portar bien todos y que no van a vender otras sustancias ilegales y no van a molestar a los transeúntes con sus atuendos modernos? Y los consumidores: “siiii y vamos a cuidar el espacio y lo vamos a tener muuuy limpio”, (léase con voz de Dora la Exploradora). Lo que Cravioto no le dijo a nadie, es para qué o por qué los van a reubicar y empezando por ahí, él mismo está faltando a las reglas de la tolerancia.

El acuerdo de reubicación obedece, según Cravioto, a la instrucción de la jefa de Gobierno sobre “lograr ese equilibrio entre los derechos de los consumidores y el derecho de quienes transitan y de quienes disfrutan la ciudad”, afirmó el funcionario durante su reunión con representantes de los colectivos a reubicar.

Los representantes de los colectivos aceptaron la reubicación e hicieron un llamado a los asistentes a cuidar los nuevos espacios, a traer su propia mariguana, a actuar con responsabilidad y respeto y no comprar ni vender en estos lugares, “no vendo, no compro, no ofrezco y no solicitó cannabis en compra, venta o intercambio. Traigan su consumo y sean adultos responsables y vengan a disfrutar este espacio de ciudadanía”, solicitó el activista.

Todo muy bonito entre los colectivos y el secretario Cravioto, sin embargo, minutos más tarde, cuando los consumidores llegaron al nuevo hogar, de inmediato salieron los vecinos de la calle Belisario Domínguez, en el centro de la Ciudad, a quejarse, porque nadie los consideró en su acuerdo firmado y nadie quiere tener una comuna 4:20 cerca de su casa y no porque consuman marihuana, sino porque los consumidores orinan y defecan en el punto de tolerancia, escuchan música a altos volúmenes, invaden la calle por donde pasan los autos, independientemente de los prejuicios que pudieron haber influido en su protesta.

A qué vamos. El parque en donde reubicaron la comuna del Senado de la República, en la calle Belisario Domínguez, era un parque inseguro, sucio, lleno de indigentes que utilizaban la fuente, cuando tenía agua, como baño público, en el que dormían personas en situación de calle, ni turístico, ni disfrutable, si no habiendo acuerdos, ni comunas, ese parque estaba olvidado de la mano de Dios, ahora con los colectivos 4:20, menos van a pasar por ahí las autoridades.

A la comuna que se reunía en las inmediaciones del Metro Hidalgo, la reubicaron en la Glorieta de Simón Bolívar, a un semáforo de distancia, frente a las instalaciones de la Fiscalía General de la República, en la colonia Guerrero, barrio bravo y peligroso por antonomasia, una glorieta que también alberga personas en situación de calle, insalubre y en horas pico, bastante congestionada.

Ni porque, tanto las autoridades como los colectivos, prometieron instalar mesas informativas en los nuevos puntos de consumo para ofrecer información sobre la reducción de riesgos y daños asociados al consumo de cannabis, así como promover hábitos responsables y respetuosos, los vecinos del centro salieron a manifestarse contundentemente en contra de la reubicación de los marihuanos.

En la refriega, bueno, en la discusión, no aparecieron autoridades de salud, ni de desarrollo social, ni Clara Brugada, lo cual habría sido muy bueno para que explicara ¿en qué abona al consumo libre de marihuana, a la concientización y participación en el debate, para el logro de objetivos en materia de salud y adicciones, mover a unos cientos de consumidores de una glorieta a otra o a un parque a cuatro calles? En qué medida sirve esto para el ejercicio de las libertades y de los derechos de, consumidores o no consumidores, habitamos la Ciudad de México.

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