!Qué bonita vecindad! La contradicción de la 4T de reducir la pobreza, la capitaliza electoralmente
Las cifras del Inegi publicadas este 13 de agosto son una bofetada de la realidad a “los logros de la Cuarta Transformación” de la presidenta Claudia Sheinbaum: “las cinco entidades federativas con los porcentajes más altos de población en situación de pobreza multidimensional fueron Chiapas, con 66.0 %; Guerrero, con 58.1 %; Oaxaca, con 51.6 %; Veracruz, con 44.5 %; y Puebla, con 43.4 por ciento”, todos con gobernantes de Morena.

Contradictorio es el discurso del régimen del segundo piso de la Cuarta Transformación tras el anuncio del Inegi de que 8.3 millones de personas en dos años -2022 a 2024- salieron de la pobreza, cuando el partido Morena capitaliza con los pobres en las elecciones federales, intermedias o en “consultas populares” a cambio de dádivas vía Becas del Bienestar, para imponer cambios constitucionales que benefician solo a la clase política de siempre o emergente, transformada en los nuevos políticos ricos.
Esos 8.3 millones de personas que ya no son pobres se suman a los 9 millones que -asegura el oficialismo- salieron de la pobreza de 2019 a 2022 durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Es decir, que durante la Cuarta Transformación han salido de la pobreza 16.3 millones de mexicanos.
Según el Inegi, que asumió las funciones del Coneval, que es evaluar las políticas de desarrollo social, la pobreza en México pasó de 36.3% en 2022 a 29.6% en 2024. En 2022 había 46.8 millones de personas en pobreza, para 2024 el número se redujo a 38.5 millones de personas.
Cifra que supera tan solo 2.6 millones de los votos que obtuvo Claudia Sheinbaum para ser presidenta en 2024: 35 millones 924 mil 519 votos.
Con lo que se podría concluir que Morena es un régimen de nuevos ricos que gobierna para esos pobres.
Esos new rich vestidos de guinda que han asegurado negocios, mansiones, departamento en la playa, la educación de sus hijos en universidades como Harvard, en EU, o en la Complutense de Madrid, en España, ropa de marcas de lujo como Prada y viajes en primera clase a Europa, mientras apoyan ideologías socialistas -donde todos son iguales… de pobres- el de Díaz Canel en Cuba, el nicaragüense de Daniel Ortega, el chavista de Nicolás Maduro, el de Colombia de Gustavo Petro; pero eso sí no se decantan por visitar y mandar a sus vástagos allí a “desarrollarse” plenamente.
Acabar con las clases medias
Mientras desprecian a las clase medias, y más a las clases medias ilustradas, que critican, que no se conforman con las dádivas y paliativos de las políticas de desarrollo social y que aspiran a un estado de bienestar y desarrollo real. Esos sectores hay que acabarlos, según la narrativa cuatroteista, porque no es tán fácil someterlos.
AMLO lo repetía como un mantra en sus discursos de odio hacia “los fifís”, olvidándose que esas clases medias lo llevaron al poder en la Ciudad de México y de ahí pal real a la “grande”, a la Presidencia:
“Sí, sí, sí, hay un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole; son partidarios de que ‘el que no transa, no avanza’. Es increíble cómo apoyan a gobiernos corruptos, increíble”, sentenciaba en las mañaneras.
¡Qué bueno que los políticos clasemedieros de la Cuarta Transformación no aspiran a ser como los de “arriba”, si no, imagínense, queridos lectores!
No hay de qué preocuparse, esas “clases medias”, 43 millones de mexicanos aproximadamente, son “pobres moderados”, y como van las cosas, pasarán a engrosar las filas de pobres pobres, para ahí sí manipularlos electoralmente.
Difícilmente podrán pasar a ser “clases medias medias” si en promedio ganan por familia 16 mi pesos mensuales. Apenas les alcanza para satisfacer sus necesidades básicas de vivienda, alimentación, vestido, recreación, educación, salud.
Y más con el precio actual de la canasta básica: la más cara desde 1992, año en que se inició el registro de este indicador. La línea de la pobreza se ubicó en 4 mil 718 pesos para zonas urbanas y en 3 mil 396 pesos para zonas rurales.
Aunado a que pertenecen a ese sector de 44.5 millones de mexicanos que no cuentan con seguridad social, ni con el pichurriento IMSS-Bienestar. Engrosan los bolsillos de los consultorios privados como el Dr. Simi. En promedio destinan 9 mil 500 pesos en atender su salud, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
Más del 50% de su salario se va en atención médica y comprar medicamentos que “el sistema de salud de Dinamarca” ningunea desde hace tres años, poniendo pinchemil pretextos.
Chiapas, Guerrero y Oaxaca, condenados a la pobreza
En el ocaso de su sexenio, en julio de 2024, AMLO aseguraba que con su gobierno “disminuyó la pobreza del sureste” mexicano. Guerrero, Oaxaca y Chiapas se habían convertido en los principales beneficiarios de programas de apoyo social y obras de infraestructura en México.
Estados históricamente rezagados en términos de desarrollo, que estaban viendo un cambio con las iniciativas gubernamentales, equilibrando megaproyectos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, con lo que se abrirían miles fuentes de empleo.

Asegurando el crecimiento económico y el progreso social distribuido de manera más equitativa en dichas entidades, sin embargo, las beneficiarios fueron las empresas transnacionales que fueron expulsadas del norte del país. Compañías del capitalismo neoliberal a quien AMLO les cedió el agua del sureste, como a las cerveceras, como publicamos en este espacio:
El Tren Maya beneficiará a compañías extranjeras para transportar los recursos minerales de la región. Sin importar la devastación ecológica, matando 10 millones de árboles y miles de especies de fauna endémica.
Beneficiando, pero a los nuevos ricos de los trivagos López Obrador, a quienes les llueve el “Rocío” del bienestar de billetes verdes, extrayendo el chocolate tabasqueño para sus tiendas boutique.
De acuerdo con datos del portal Verificado, Guerrero, Chiapas y Oaxaca no fueron los estados que más apoyo recibieron de los Programas del Bienestar, como aseguró AMLO en 2021.
El Estado de México, con más de 25 millones de beneficiarios; Ciudad de México con más de 13 millones y Jalisco con más de 6 millones, fueron las entidades en las que sus habitantes recibieron más ayuda, según el documento: “Agregado del Padrón Único de Beneficiarios de la Secretaría de Bienestar por Entidad del Segundo Trimestre de 2021”. Entidades donde se participa más en las elecciones federales.
Oaxaca, Chiapas y Guerrero aparecen en el quinto, sexto y séptimo puesto, respectivamente, con poco más de 5 millones de personas favorecidas.
Las cifras del Inegi publicadas este 13 de agosto son una bofetada de realidad a “los logros de la Cuarta Transformación” de la presidenta Claudia Sheinbaum: “las cinco entidades federativas con los porcentajes más altos de población en situación de pobreza multidimensional fueron Chiapas, con 66.0 %; Guerrero, con 58.1 %; Oaxaca, con 51.6 %; Veracruz, con 44.5 %; y Puebla, con 43.4 por ciento”, todos con gobernantes de Morena.
En contraste, las cinco entidades con los porcentajes más bajos fueron Baja California, con 9.9 %; Baja California Sur, con 10.2 %; Nuevo León, con 10.6 %; Coahuila, con 12.4 %; y Sonora, con 14.1 %.
La estadística señala que uno de cada dos habitantes carece de al menos un derecho social —educación, salud, seguridad social, vivienda o alimentación— y además tiene ingresos insuficientes para cubrir lo básico, como si eso fuera una novedad cuando es una norma.
El rezago educativo aumentó, no disminuyó, entre 2022 y 2024: pasó de 29.1 % a 30.5 %. El 62.7 % de los oaxaqueños no tiene acceso a la seguridad social.
En Chiapas, el 66.0 % de la población vive en pobreza multidimensional. Guerrero no se queda atrás: 58.1 %.
Aun con la inyección de 646 mil 785 millones de pesos a ocho de los programas sociales prioritarios de la administración federal de 2019-2024, en el sureste mexicano se agudizó la pobreza y si esos millones de mexicanos aspiran y reclaman su derecho a la vivienda, la salud, la educación, la alimentación de calidad, para la Cuarta Transformación son aspiracionistas, individualistas. Que no se conformarán con migajas de Becas del Bienestar a cambio del voto duro para seguir perpetuando en el poder a la clase política de siempre y a la emergente nueva rica.