Sentencian a 293 años de cárcel a “El Jabón”, por el secuestro y homicidio del hijo de Javier Sicilia

De acuerdo con la Fiscalía General de la República (FGR), un juez federal determinó la responsabilidad penal de Luquín Delgado en los delitos de privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro, delincuencia organizada y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército. Asimismo, se le impuso una multa de 2 millones 530 mil pesos.

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Después de 14 años, José Luis Luquín Delgado, alias “El Jabón” e integrante del Cártel del Pacífico del Sur, formada por antiguos integrantes de los hermanos Beltrán Leyva, fue sentenciado a 293 años de prisión por su participación en el asesinato de Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta, escritor y activista Javier Sicilia, así como de seis jóvenes más en Juitepec, Morelos, el 27 de mayo de 2011.

La sentencia contra Luquín Delgado se suma a las ya dictadas en 2024 contra Julio de Jesús Radilla Hernández, “El Negro Radilla”, y Ángel Taboada Villanueva, “El Cone”, quienes recibieron penas de 309 y 290 años de prisión, respectivamente. También Jesús Cárdenas Pérez, “El Manos”, fue condenado a 297 años por su implicación en el multihomicidio.

Así, los principales responsables del asesinato de los siete jóvenes han recibido condenas que suman más de mil años de prisión en total.


De acuerdo con la Fiscalía General de la República (FGR), un juez federal determinó la responsabilidad penal de Luquín Delgado en los delitos de privación ilegal de la libertad en la modalidad de secuestro, delincuencia organizada y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército. Asimismo, se le impuso una multa de 2 millones 530 mil pesos.

El 27 de marzo de 2011 en Jiutepec, Morelos, un grupo armado privó de la libertad a siete jóvenes, entre ellos Juan Francisco Sicilia, de 24 años, luego de que policías locales pidieran a criminales evitar que las víctimas denunciaran actos de extorsión.

Los jóvenes fueron llevados a una casa de seguridad en el Fraccionamiento Villas del Descanso, donde fueron asesinados y posteriormente abandonados en el interior de un vehículo en Temixco, cerca de la autopista Cuernavaca-Acapulco.

Los cuerpos fueron hallados con signos de tortura, atados de pies y manos y con la cabeza envuelta en cinta adhesiva. El caso provocó una fuerte movilización social y el surgimiento en 2011 del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por el poeta Javier Sicilia, en plena Guerra contra el Narco, del expresidente Felipe Calderón Hinojosa.

Sicilia visibilizó las consecuencias de la Guerra contra el Narco


Incrementaba la violencia criminal traducida en desapariciones forzadas y asesinatos a plena luz del día en todo el territorio nacional, pero el homicidio de Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta Javier Sicilia, una reconocida figura pública en el campo cultural del país “permitió que se visibilizarán los daños irreparables generados a los mexicanos, por lo cual las víctimas encontraron la oportunidad para manifestarse”, de acuerdo con Eduardo Cruz García, del Instituto Mora.

Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

Del callar la voz de poeta a la traición de AMLO


A partir de ahí, se articuló un movimiento a través de caravanas, marchas, diálogos, poesía, organización interna y externa articulada en “una protesta ignota y original en la historia de México. Sin embargo, habría que decir que hoy en día -2024- la participación del movimiento es totalmente esporádica o incluso inexistente”, según Cruz García.


Cabe agregar que durante las campañas por la Presidencia de la República en 2018, Javier Sicilia confió en que Andrés Manuel López Obrador, candidato de Morena, era la “ultima esperanza” de miles de víctimas de la violencia en el país, sin embargo, en 2021 en entrevista para Proceso, el poeta aseguró que “el desprecio que ha mostrado desde que llegó al poder nos ha dejado claro que el Estado mexicano está capturado por el crimen. Ellos, los políticos, están al servicio del crimen organizado” y que traicionó los compromisos que asumió con la víctimas, como la reparación del daño:

“Y hasta el momento todos los puntos están pendientes… Nosotros impulsamos la Ley de Víctimas que creó la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, que funcionó, pero luego llegó Andrés Manuel y la destruyó. Desapareció el fideicomiso que le daba recursos para la reparación y, al día de hoy, lleva varios meses acéfala. No le interesa, desprecia a las víctimas”, sostuvo.

Lamentó que hicieron varios eventos con las personas que comisionó Andrés Manuel, “el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, con expertos de varias partes del mundo, con mexicanos, y al final entregamos los documentos y ellos los archivaron. Cuando Andrés Manuel tomó posesión, la única mención a las víctimas fue reducida al caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, que es importante; pero la problemática nacional, la emergencia nacional, no tuvo ni una sola mención. Sólo Ayotzinapa, y por cierto, ni ahí han dado resultados”.


Estas posturas críticas con AMLO le trajeron como consecuencia a Javier Sicilia campañas de linchamiento mediático donde lo acusaban de pactar con “la ultraderecha” mexicana e internacional.


El asesinato de su hijo, hizo que Javier Sicilia dejara de escribir.

Estos fueron sus últimos versos:

Por el silencio de los justos/ sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo/ el mundo ya no es digno de la palabra, es mi último poema, no puedo escribir más poesía… la poesía ya no existe en mí”.

Esa tragedia lo orilló a meditar sobre qué significa dejar de lado la creación y, al mismo tiempo, ser coherente con lo poético.


El 8 de mayo de 2011 cuando miles entraron en caravana al Zócalo capitalino para reclamar al gobierno por sus muertos y desaparecidos. Sicilia tomó el micrófono y los gritos de protesta callaron y las pancartas hablaron: “Más poesía, menos policía”, “Todos somos blancos colaterales” y “Esta marcha es de hartazgo y de propuestas”, se leía. Y ahí, en medio de todas, una destacaba por capturar en tan sólo seis palabras la esencia misma del movimiento: “Que nuestro silencio hable por ellos”.

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