El “Mayo” Zambada creció al cobijo criminal de Javier García Paniagua y García Luna

Por. J. Jesús Lemus
En la vida criminal siemrpe hay sucesos que terminan por definir el perfil de los perpetradores. En el caso de Ismael Zambada García, se sabe que su vida criminal no fuera la misma si no hubiese sido protegido, en su momento por el que fue titular de la Dirección Federal de Seguridad, Javier García Paniagua, el padre de Omar García Harfuch, el actual secretariod de seguridad.
¿Qué fue lo que permitió que Ismael “El Mayo” Zambada se convirtiera en el ente criminal más poderoso de México en los últimos 50 años? Solo hay una respuesta: los nexos que pudo establecer con la clase gobernante, siempre con base en los sobornos y en la compra de favores.
Si “El Mayo” Zambada nunca hubiese utilizado a su favor el hambre de dinero y la ambición económica de algunos miembros de la corrupta clase gobernante, lo más probable es que el Cártel de Sinaloa nunca hubiese alcanzado la expansión, criminalidad y dominio de casi todo el territorio nacional, el que todavía hasta el año pasado era evidente.
El crecimiento del Cártel de Sinaloa solo se puede entender tras la reciente declaración de culpabilidad, hecha por el propio jefe fundador Ismael Zambada García en una corte de Nueva York, en donde reconoció que a lo largo de su carrera delictiva mantuvo en la nómina criminal a policías, militares y políticos.
Pero no fue solo el soborno lo que hizo que el Cártel de Sinaloa de Ismael Zambada alcanzará proporciones épicas, como empresa criminal. Ese crecimiento no hubiese sido posible si “El Mayo” no hubiera empatado con mentes criminales, similares a la de él.
El crecimiento y ferocidad del Cártel de Sinaloa nunca hubiera sido posible si no hubiera sido por el respaldo que significó la sociedad entre Ismael Zambada con Javier García Paniagua y después con Genaro García Luna.
García Paniagua -entre 1976 a 1978- fue titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), dependiente de la Secretaría de Gobernación, mientras que García Luna -entre 2000 a 2012-, fue titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) de la PGR y después Secretario de Seguridad Pública a nivel federal.
Estos personajes fueron fundamentales para que “El Mayo” Zambada solidificara su imperio criminal, fincado en el trasiego de drogas con protección del Estado mexicano. Sin duda esos nombres saldrán cuando se haga la revisión exacta de aquellos policías, militares y políticos que alguna vez estuvieron en la nómina del Cártel de Sinaloa.
Un emisario de Gertz Manero
De acuerdo con testimonios logrados desde adentro del Cártel de Sinaloa, corrían los primeros meses de 1975, cuando “El Mayo” solo tenía 25 años y compaginaba su labor de policía municipal con actividades de seguridad y cuidado de siembras de cultivos de mariguana, en la sierra de Badiraguato.
En aquel entonces “El Mayo” formaba parte de la cuadrilla de jóvenes que cuidaban los cultivos de marihuana de Pablo Avilés Pérez y Lamberto Quintero. El muchacho, el reclutador, que estaba a cargo de la cuadrilla de “halcones” era el sobrino de Lamberto, Rafael Caro Quintero.
El grupo reclutado por Rafael Caro Quintero lo conformaban, además de Ismael Zambada, otros muchachos entre ellos Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, Héctor Luis “El Güero” Palma Salazar, Humberto Rodríguez Bañuelos “La Rana”, Manuel Salcido Uzeta “El Cochiloco” y Armando López “El Rayo de Sinaloa”.
Todos ellos eran protegidos por un grupo de la policía judicial federal, que era pagado por Lamberto Quintero. Ese grupo estaba comandado por el comandante Javier García Paniagua, quien trabajaba en el operativo para el combate a las drogas, establecido por el procurador Pedro Ojeda Paullada.
En 1976, cuando el gobierno de Estados Unidos lanzó la Operación Cóndor, que consistía en erradicar la producción de mariguana de la Sierra de Sinaloa, Michoacán, y Guerrero, recién ocurrida la muerte de Lamberto Quintero, el comandante Javier García Paniagua recomendó a los muchachos de Rafael Caro que se desplazaran de Sinaloa, para no tener detenerlos.
La conexión entre el comandante Javier García Paniagua (a la postre padre de Omar García Harfuch) y el grupo de Rafael Caro Quintero, siempre fue Ismael Zambada García, al que se le encomendó la tarea de diálogo con la policía judicial, por su formación como policía.
Allí fue donde se estrecharon las relaciones entre “El Mayo” y el Comandante Javier García Paniagua, quien recomendó a los jóvenes narcos que, para estar fuera del radar de las acciones antinarcóticos de la Operación Cóndor, se asentaran fuera de Sinaloa. Les recomendó la ciudad de Guadalajara.
Así nació el Cártel de Guadalajara, la primera organización de tráfico de drogas con estructura empresarial. A ese cártel se sumarían después Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo, pero nunca dejó de tener la protección de la Dirección Federal de Seguridad, por recomendación de Javier García Paniagua.
Fue García Paniagua -ya fuera de la DFS- el que acercó a Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, para que negociara con el Cártel de Guadalajara la protección del Estado mexicano sobre las operaciones de trasiego de drogas, misma protección que continuaría hasta que una parte del Cartel de Guadalajara se convirtió en el Cártel de Sinaloa, bajo el liderazgo de Ismael Zambada.
El contacto con García Luna
Tras el surgimiento del Cártel de Sinaloa, ya con Ismael Zambada al frente de la organización criminal, y tras haber negociado la impunidad con el secretario de Gobernación de Carlos Salinas de Gortari, Fernando Gutiérrez Barrios, la organización criminal se extendió imparable por todo el suelo nacional.
El segundo gran aliado que tendría el Cártel de Sinaloa, luego de la alianza con Javier García Paniagua sería con otro policía. Con Genero García Luna.
El contacto del Cártel de Sinaloa con García Luna se hizo cuando Joaquín Guzmán Loera, hacia finales del 2000 preso en la cárcel de Puente Grande, propuso pagar su fuga de esa prisión federal. El conecte fue Jesús Zambada García, hermano del Mayo Zambada.
“El Chuy” Zambada contactó al entonces titular de la AFI, Genaro García Luna, un viejo socio a quien el Cártel de Sinaloa ya le pagaba por el tránsito libre en las instalaciones del Aeropuerto de la Ciudad de México. “El Licenciado”, era el nombre clave que García Luna tenía dentro del cártel.
García Luna no solo aceptó ayudar a la fuga de “El Chapo” Guzmán de la cárcel de Puente Grande, lo que ocurrió en enero de 2001. Genaro García Luna también se hizo socio de “El Mayo” Zambada para ayudar a mover drogas en todo el territorio nacional.
El pacto entre el Cártel de Sinaloa y García Luna fue transexenal. Antes de llegar a su término el gobierno de Vicente Fox, “El Mayo” Zambada y Arturo Beltrán Leyva, a través de Sergio Enrique Villarreal Barragán, “El Grande”, hicieron contacto con el entonces presidente electo Felipe Calderón, Le ofrecieron una bolsa de 20 millones de dólares a cambio que colocara como nuevo secretario de Seguridad Pública a Genaro García Luna.
Así fue, en un pacto entre el Estado mexicano, encabezado por Felipe Calderón, y el Cártel de Sinaloa, se acordó que García Luna sirviera a los intereses de “El Mayo” Zambada y su organización criminal, lo que colocó al Cártel de Sinaloa como la Organización de tráfico de drogas más poderosa de México.
—-oooOOOooo—