Sheinbaum teme que Ovidio mencione a AMLO

Por. J. Jesús Lemus
La presidenta Claudia Sheinbaum, fiel a su estilo de mente colonizada, se está curando en salud. Durante la Conferencia -como oficialmente se llama- del Pueblo, soltó una frase que es digna de picarse a cincel en mármol:
Dijo, palabras más palabras menos, que lo que se diga en las declaraciones de Ovidio Guzmán, sobre los nombres de personas que se mencionen, se tendrá que aportar pruebas por parte del gobierno de Estados Unidos.
Más obvia no pudo ser la presidenta sobre lo que pasa en su cabeza y su miedo. Sabe que en las declaraciones que rinda Ovidio Guzmán, ex líder del Cártel de Los Chapitos, tendrá que surgir el nombre del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
A Claudia le puede preocupar que se mencionen, dentro de las declaraciones de Ovidio Guzmán, a personas como Rubén Rocha Moya, Marina del Pilar, Alfredo Ramírez Bedolla, Alfonso Romo o Alfonso Durazo Montaño, pero ese temor la hubiese llevado a cometer la pifia de curarse en salud.
Lo que verdaderamente le puede preocupar a Claudia Sheinbaum es que el ex presidente López Obrador sea mencionado por Ovidio Guzmán como uno de los beneficiarios del financiamiento que hizo el Cártel de Los Chapitos para mantener la buena relación con el poder político.
Eso fue lo que llevó a la presidenta a delatar su pensamiento y postura con relación a lo que diga en sus declaraciones el narcotraficante Ovidio Guzmán López. Y claro que Ovidio va a tener que mencionar al ex presidente López, si no ¿Qué razón tendría el gobierno de Estados Unidos para haber negociado con un terrorista?
Ese es un punto fundamental. El gobierno norteamericano mantiene como un precepto básico no negociar con terroristas. Ovidio Guzmán es un terrorista. Así quedó establecido con la orden ejecutiva dictada el 20 de enero del 2025 por parte del presidente Donald Trump.
Si el gobierno norteamericano rompió tan elemental precepto de ética política, debe haber una razón de peso. Ese precepto -el de la no negociación con terroristas- no se habría roto si en la promesa de Ovidio Guzmán de cantar alto y fuerte no estuviera incluido una jugosa recompensa para la política anticrimen de Estados Unidos.
Estados Unidos ha dado ya visos de que no está dispuesto a tolerar la corrupción presidencial en Latinoamérica, cuando se trata de trasiego de drogas con destino a suelo norteamericano. Encarceló al General Antonio Noriega de Panamá y a Juan Orlando Hernández de Honduras. Ambos presidentes fueron acusados de haberse aliado a los cárteles de las drogas.
El caso de Andrés Manuel López Obrador no es en nada distinto al del General Noriega o al de Juan Orlando Hernández. Estados Unidos necesita hacer presión sobre la élite gobernante de la Cuarta Transformación a fin de poder arrancarle los acuerdos comerciales que necesita, centrados en la obtención de concesiones para la explotación de los recursos naturales de México.
Por eso las pillerías y la corrupción de Andrés Manuel López Obrador es la inmejorable oportunidad histórica que se le presenta al gobierno de Estados Unidos para alcanzar sus propósitos de apropiación de la riqueza mexicana. No es la primera vez que nos roban, y lo seguirán haciendo.
Claudia Sheinbaum lo sabe. Sabe perfectamente la porquería en la que se encuentra sumido Andrés Manuel López, cuya ambición por el poder, y después por el dinero per se, lo hizo perderse. Se obnubiló en el desmedido deseo metálico, no puso frenos a la acumulación y ahora el proyecto político que una vez fue la esperanza de México, anuncia con venirse abajo.
No hay forma de que Ovidio Guzmán no mencione el nombre de Andrés Manuel López Obrador. No hay forma de que no diga cómo lo financió, de cuánto dinero le dio, de cuáles fueron los acuerdos para que el Cártel de Sinaloa tuviera protección desde el gobierno. Es más fácil que Ovidio deje de mencionar a Rubén Rocha Moya. Pero a López, no.
Por eso la postura de Claudia: que aún no sabe qué es lo que va a deposar Ovidio Guzmán y ya está suponiendo que va a decir el nombre de alguien, el de Andrés Manuel López Obrador. Y ya está pidiendo anticipadamente las pruebas para poder aceptar la realidad.
Si Claudia no supiera que Ovidio va a evidenciar la corrupción de López Obrador ¿usted cree que Claudia, con toda su indolencia y falta de empatía, estaría pidiendo anticipadamente las pruebas de la acusación? ¿Qué otra persona que no sea Andrés Manuel López Obrador puede llevar a Claudia al extremo de la preocupación?