Ovidio, el sepulturero del Cártel de “Los Chapitos”

Por. J. Jesús Lemus
El Cártel de los Chapitos está por desaparecer. Son dos las razones que así lo hacen suponer entre las opiniones de algunos analistas del Centro Nacional de Inteligencia (CNI): por el descrédito que sufrirá esa organización criminal -luego que Ovidio Guzmán se convirtió en testigo protegido de la DEA-, y por su inminente fractura con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
En ambos casos, sea cual sea la razón, junto con el Cártel de Los Chapitos se termina el imperio criminal que hace más de 36 años fundó Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, cuando dejó la estructura criminal del Cártel de Guadalajara, que encabezaban Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo.
La fracción del Cártel de Sinaloa que fundó “El Chapo” Guzmán, nació después del mes de abril de 1989, cuando fue detenido Miguel Ángel Félix Gallardo, acusado de coparticipar en el asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, el agente de la DEA que infiltró al Cártel de Guadalajara.
La fracción del Chapo Guzmán, perteneciente al Cártel de Sinaloa, comenzó a ser operada por sus hijos, los llamados Chapitos, cuando -en el 2001- se dio a la fuga de la cárcel de Puente Grande, con el apoyo de Genaro García Luna, entonces titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) de la Procuraduría General de la República.
Cuando Iván Archivaldo, Jesús Alfredo, Joaquín y Ovidio, los llamados Chapitos, incursionaron en el mundo de las drogas, para dirigir la fracción del tráfico de drogas que su padre ordenó desde la cárcel y luego desde Centroamérica, Iván contaba con 18 años, Jesús tenía 15, igual Joaquín, y Ovidio contaba con solo 11 años de edad.
Como tutor de los cuatro hijos del Chapo, que optaron por el negocio del tráfico criminal de las drogas, siempre fungió Aureliano Guzmán Loera, el tío apodado de cariño “El Guano”, con quien romperían Los Chapitos hacia finales del 2015, luego que “El Guano” asesinó a otro de sus tíos, hermano de “El Chapo”, de nombre Ernesto Guzmán Hidalgo.
A partir de ese momento, los Chapitos comenzaron a tomar control de su propia organización criminal y se autodenominaron La Chapiza. Como tal, operando como célula independiente a la organización del Chapo Guzmán, se fueron confrontando con la fracción del Cártel de Sinaloa que lideraba Ismael Zambada García, “El Mayo”.
Se acaba la alianza
El rompimiento entre la fracción de La Chapiza y el grupo de El Mayo Zambada se dio cuando el 25 de julio Los Chapitos supieron que Ismael Zambada era informante de la DEA. Con ello, dedujeron que sus sospechas de traición contra “El Chapo”, manifiesta en su captura, estaban -desde sus razonamientos- bien fincadas.
Por eso Los Chapito se lanzaron a la guerra por Sinaloa contra el grupo liderado por el hijo de “El Mayo”, contra Ismael Zambada Sicairos, “El Mayito Flaco”, el que hasta entonces había sido uno de sus socios más confiables. Para ir a la guerra Los Chapitos se aliaron con fuerzas paramilitares de sus anteriores enemigos, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Cuando inició la guerra entre Los Mayos contra los Chapitos, estos últimos apenas contaban con menos de mil 500 personas enroladas en su agrupación criminal. Mantenían presencia, aparte de Sinaloa, solo en cinco estados del País: Nayarit, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua y Quintana Roo.
Con la suma del CJNG, los Chapitos llegaron a tener -a principios del 2025- una fuerza de guerra de por lo menos 5 mil hombres armados con armas largas de primera generación, y su presencia se expandió a 28 entidades del país, solo no en la Ciudad de México, Yucatán, Tabasco y Tlaxcala.
Los Chapitos tenían amplias posibilidades de haber ganado la Guerra por Sinaloa, ante el Cártel de Los Mayos que están aliados con los Cárteles de Caborca, de Los Salazar y de Isidro Meza Flores, solo que en el CJNG ha brotado la duda sobre la lealtad de sus aliados, Los Chapitos.
De acuerdo a fuentes de Inteligencia Federal, en el CJNG existe desconfianza porque 18 de los 25 laboratorios de producción de fentanilo, con los que Los Chapitos pagaron los costos de la alianza, ya fueron incautados por el gobierno federal, mientras que otros laboratorios de Los Chapitos no han sido tocados.
Se acabó el corrido
Aunado al seguro fin del Cártel de Los Chapitos, que se puede augurar si el CJNG termina con la alianza de guerra mediante la cual los herederos de “El Chapo” Guzmán vienen confrontando como iguales al Cártel de Los Mayos, es seguro el fin de ese cartel luego que Ovidio Guzmán ha pasado a ser un testigo protegido de la DEA.
De acuerdo a las deducciones que se ventilan dentro del área de análisis sobre grupos criminales, dentro del Centro Nacional de Inteligencia, El Cártel de Los Chapitos perderá toda credibilidad con socios compradores de droga y suministradores de precursores, por el riesgo que representa el que Ovidio Guzmán los delate.
El Cártel que a la fecha lideran Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, los únicos dos Chapitos en libertad, no tiene ninguna posibilidad de sostenerse en el mundo del trasiego de drogas, porque el riesgo del señalamiento por parte de Ovidio Guzmán, como testigo protegido en Estados Unidos, también terminará con toda la red de protección que se tenía desde cualquier esfera de gobierno.
La única alternativa que le quedaría al Cartel de Los Chapitos para evitar su extinción, sería dejar el trasiego de drogas y dedicarse de lleno a actividades de crimen organizado, como la extorsión, el sicariato, el secuestro, el cobro de piso, en donde no se precisa de movimientos mercantiles entre proveedores ni de clientes.
De acuerdo al análisis del CNI, esa opción -la de dejar el trasiego de drogas por incursionar en delitos de más alto impacto- se observa limitada para quien quede al frente de Los Chapitos, dado que Joaquín Guzmán Loera, el padre fundador de esa organización, siempre incidió en la idea de alejarse de los crímenes de sangre.
Otro factor que apunta -entre los analistas de inteligencia federal- a considerar que la desaparición del Cártel de Los Chapitos solo es cuestión de tiempo, es la posibilidad que existe de una negociación entre la DEA y Jesús Alfredo e Iván Archivaldo para que también se acojan a los beneficios de ser testigos protegidos, a fin de que la Fiscalía de Estados Unidos deje perseguirlos.
El gestor de esos acuerdos es Ovidio Guzmán, quien hasta ahora -como parte del acuerdo para ser testigo protegido de la DEA- ha logrado que su hermano Joaquín Guzmán López, preso en Estados Unidos, también entre al mismo programa de protección a cambio de delatar a sus socios.
Hay que recordar que como parte del acuerdo establecido con la DEA para ser testigo protegido, Ovidio Guzmán ha logrado también beneficios para su padre Joaquín Guzmán Loera, quien se encuentra preso en una cárcel de super máxima seguridad, en donde ahora ya tiene acceso a radio y televisión, puede leer un libro cada semana, puede consumir postre en cada comida y sale de su celda a caminar una vez a la semana.
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