Cómo los Rockefeller eliminaron la medicina natural para crear la industria farmacéutica actual; un plan malvado

La crisis actual de los servicios de salud está profundamente arraigada a la historia de la medicina moderna y al capitalismo corporativo. Los principales grupos que le dieron forma al sistema de salud pusieron las semillas de la crisis que enfrentamos actualmente. La profesión médica y las corporaciones relacionadas con la salud, hicieron que la medicina sirviera a sus propios intereses económicos y sociales. Y así surgió un sistema de salud que muy pobremente satisface las necesidades de la sociedad.

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Por María Elena Figueroa

Es importante mencionar que esta historia, que nació hace más de 100 años, no sucedió como una casualidad, es el resultado de un plan perfectamente coordinado y premeditado que fue puesto en marcha hace muchas décadas por gente malintencionada. Y el sistema de salud actual se originó con la familia Rockefeller.

Los antecedentes oscuros de John D. Rockefeller

Los Rockefeller fueron parte esencial para dar forma a la medicina moderna. Pero las raíces no vienen de la medicina, sino de una medicina falsa, del aceite de víbora falso, ya que el progenitor de la dinastía Rockefeller, el padre de John D. Rockefeller (1839-1937), era William Avery Rockefeller (1810-1906).

Su nombre no era William Levingston, esa fue una identidad que adoptó después de ser acusado de violar a una niña en Cayuga, en 1849. William y su esposa Eliza se mudaron a Owego, una ciudad cerca de la frontera con el estado de Pennsylavnia para evitar el juicio. William Avery Rockefeller fue el fundador de la infame dinastía Rockefeller.

William abandonó a su primer esposa y a sus 6 hijos. Después se mudó a Canadá, donde era bígamo, y tuvo 2 hijos más con su tercer mujer. También era un charlatán que vendía aceite de víbora prometiéndole a la gente que curaba el cáncer, promocionándose él mismo como médico especialista en curar cáncer, cuando no lo era. Por lo tanto, las raíces de los Rockefeller y su primer intento de hacer una fortuna fue con el engaño del aceite de víbora.

El tónico que “lo curaba todo”, llamado Rock Oil, lo vendía a un precio de $25 usd que eran equivalentes el día de hoy a 2 meses de salario de un trabajador promedio norteamericano. Él le aseguraba a la gente que curaba todo, incluso el cáncer terminal, y siempre había compradores que hacían todo por poder obtener una botella. Rock Oil era una mezcla de un laxante con petróleo.

El Dr. Bill nunca se tenía que preocupar por sus engaños, ya que nunca se quedaba en el mismo lugar por muchos días. William Levingston no tenía compasión de los pobres ni de los enfermos, a él solo le interesaba el dinero, sus metas eran la riqueza y el poder.

John D. Rockefeller afirmaba que él era opuesto a lo que fue su padre, devoto y trabajador, mientras que su padre era caprichoso y flojo; él era filántropo y generoso, cuando su padre era egoísta y avaricioso. En realidad él aprendió mucho de su padre, a quien también llamaban “Devil Bill”, quien alardeó en una ocasión: “Yo engaño a mis hijos cada vez que puedo. Quiero hacerlos inteligentes”.

Las historias oficiales de la familia Rockefeller eran encargadas o aprobadas por los propios Rockefeller o producidas por estaciones de televisión públicas, propiedad de miembros de la familia y administradas por ellos, así minimizando la importancia del linaje de aceite de víbora de la dinastía.

Como su padre, John Davison Rockefeller hizo su fortuna engañando con otro tipo de aceite de víbora. A principios de la década de 1860 construyó una refinería de petróleo con unos socios en Cleveland. En 1880, estaba ya refinando el 90% del petróleo en América con su compañía Standard Oil.

Las prácticas despiadadas de William Rockefeller para monopilizar la industria del petróleo incluyeron socavar a sus rivales, comprar políticos, legisladores, cambiar las leyes a su favor, todo con engaños, con traiciones, y con tratos secretos con los magnates de los ferrocarriles.

En esos tiempos, el petróleo era refinado para obtener keroseno, un combustible para estufas y lámparas. Era una industria enorme y muy rentable para ser monopilizada. Pero en 1878 con el invento del foco, se vio amenazada esa industria. Fue el invento y la producción masiva del carruaje sin caballos, que funcionaba con un motor de combustión de gasolina, lo que hizo que el petróleo se convirtiera la columna vertebral de la sociedad Americana y el aceite de víbora del siglo XX.

Es difícil imaginar un país sin petróleo, los autos utilizan gasolina, que vienen del petróleo, las llantas vienen del petróleo, los plásticos vienen del petróleo, las farmacéuticas utilizan petroquímicos como base para la mayoría de medicamentos, las compañías fabricantes de productos para la agricultura lo utilizan para los fertilizantes, las compañías de alimentos lo usan en aditivos para alimentos.

Y las alternativas viables para sustituir al petróleo en esos productos han sido sistemáticamente reprimidos por los “vendedores del aceite de víbora” y sus lacayos en posiciones de poder en la política, quienes desde ese entonces han sido comprados por los que hacen lobby en Washington.

Al comienzo del siglo XX, parecía muy probable que los autos eléctricos fueran la gran innovación del futuro. Los autos eléctricos representaban el 28% de los autos en todos los Estados Unidos en 1900. De forma similar, el sueño de los autos eléctricos desapareció al toparse con la industria del petróleo y con los grandes recursos que pudieron gastar en eliminar a su competencia.

Los autos eléctricos no presentaban la vibración, el olor ni el ruido característicos de los autos de gasolina; además, eran relativamente asequibles. Sin embargo, la mayor variedad de coches de gasolina, el descubrimiento del crudo barato y abundante en Texas y la producción en masa de vehículos con motor de combustión contribuyeron a que el coche eléctrico —y el avaricioso plan de Rockefeller y sus socios— nunca se convirtiera en el auto estándar o parte de una competencia sana.

En 1925, Henry Ford declaró al New York Times: “El combustible del futuro vendrá de una fruta como el zumaque que crece a lado de las carreteras, o de las manzanas, de las hierbas, del aserrín, casi de todo. Hay combustible en cada pieza de materia vegetal que pueda ser fermentada.”

El modelo T orignal de Ford podía funcionar con etanol o gasolina. En 1941, Ford fabricó un auto de fibras de celulosa de cáñamo que funcionaba con etanol de cáñamo. El sueño del resurgimiento agrario y de tener una alternativa diferente al petróleo, fue rápidamente sofocada por los “vendedores del aceite de víbora”, y el petróleo se convirtió en el estándar, conservando las grandes fortunas de los magnates del petróleo.

Por supuesto que para asegurarse de que los autos se convirtieran en los reyes de la calle, algo se tenía que hacer sobre el transporte público en todo el país. El consorcio de General Motors, las llantas Firestone y Phillips Petroleum junto con la compañía Standard Oil de Rockefeller al mando, formaron una nueva compañía para poder comprar y desmantelar el funcionamiento del sistema de tranvias en 45 ciudades, incluyendo Nueva York, St. Louis, Detroit y Los Angeles, a lo cual se le llamó la Gran Conspiración de GM de tranvías para reemplazarlos por autos y autobuses que utilizaran gasolina.

Las fuentes de energía alternativas revolucionarias han sido ridiculizadas, ignoradas o compradas por los militares y suprimidas, porque ese modelo es precisamente lo que se necesitaba para mantener a la gente enganchada al sistema.

Ese es el giro siniestro de los charlatanes modernos. No solo intentan vendernos sus falsas curas para el cáncer, sino que ellos representan el cáncer mismo, el cáncer de la dependencia total a su sistema, sus recursos, sus corporaciones. Éste es el truco mediante el cual John D. Rockefeller, la dinastía Rockefeller y todos los de su tipo, se han transformado de vendedores ambulantes de milagros a controladores multimillonarios de nuestra realidad económica. William Avery Rockefeller nunca hubiera reconocido la mancha que su legado ha dejado en nuestra sociedad.

Pero, ¿qué tienen que ver los Rockefeller con la medicina?

El primer motivo que los llevó a crear este sistema de salud es el dinero, y siendo una familia que hizo su fortuna en la industria petroquímica, los llevó a investigar otros usos para sus petroquímicos, incluyendo la manufactura de las medicinas modernas, muchas de las cuales están basadas en derivados del petróleo.

¿Pero cómo era la medicina antes de que naciera la medicina alópata o química? Durante todo el siglo XIX los pacientes tenían la opción de elegir entre médicos alópatas y sanadores naturales, también llamados empíricos: homeópatas, naturópatas, herbolarios o curanderos. Los dos grupos mantenían un agrio debate filosófico. Los alópatas, quienes seguían un sistema que llegó de Alemania, creían que debían basar sus prácticas en la teoría científica que incluía 3 técnicas: Hacer sangrar el cuerpo para drenar los malos humores, darle a los pacientes altas dosis de minerales tóxicos como el mercurio y plomo para eliminar la enfermedad, y la cirugía que era un procedimiento brutal antes de que se aplicara la anestesia y del control de infecciones.

Muchos pacientes se negaban a tratarse con cirugías, muchos le tenían miedo a los métodos de la medicina alópata. En cambio, los médicos empíricos creían en la estimulación de las defensas del cuerpo para que se curara por sí mismo. En lugar de darles minerales tóxicos, ellos usaban vegetales y productos no tóxicos en cantidades pequeñas.

Ellos preferían aplicar las hierbas, que aprendieron de los Nativos Americanos y de las viejas tradiciones Europeas. Los médicos empíricos aseguraban que sus remedios se basaban, no en teorías, sino en la observación y en la experiencia. Y los escritores de sátiras de ese entonces decían que con un tratamiento empírico, el paciente moría de la enfermedad, mientras que con los tratamientos alópatas, los pacientes morían de la cura.

Los Rockefeller se fijaron como meta descubrir cómo venderle a la gente más medicinas basadas en petroquímicos, a las cuales les pudieran incrementar sustancialmente los precios, algo que fue planeado deliberadamente.

Pero existía un problema, en ese tiempo, Rockefeller era un hombre muy odiado y quería fundar la Fundación Rockefeller, pero fue rechazado. Mientras tanto, Andrew Carnegie, líder en la industria del acero, dedicó los últimos años de su vida a la filantropía, gozando de buena reputación, por lo que John D. Rockefeller le solicitó colaborar con él en un proyecto. Con el dinero de Carnegie, Rockefeller le planteó el proyecto de querer ayudar a las escuelas de medicina mejorando la eduación, y con ese dinero, John D. Rockefeller creó su fundación.

Cuando el grupo de los Rockefeller y los Carnegie decidieron que debían reformar la educación médica en Estados Unidos, a finales del siglo XIX y principios del XX, había escuelas homeopáticas, escuelas naturopácticas y escuelas de herbolaria principalmente, y lo que sucedió es que la Fundación Rockefeller y la Fundación Carnegie tomaron el poder del sistema de educación médica, eliminando básicamente a toda la competencia, creando el monopolio para patentar la educación de medicina petroquímica.

Algo que inició John D. Rockefeller fue el uso de la filantropía como una herramienta para el control total de la sociedad, utilizaba su fundación para ayudar, tener buena reputación y obtener otros beneficios para su negocio. Y este tema es fundamental, porque a partir de ese momento muchas fundaciones, asociaciones, ONG’s han hecho un mal uso de de la filantropía para lograr metas tanto financieras, como agendas malvadas contra la sociedad (por ejemplo, Bill Gates).

Ambos empresarios le encargaron a Abraham Flexner que realizara una investigación en las universidades y escuelas médicas, en las cuales el estado de la educación médica fuera deplorable. Esta investigación incluía el plan de estudios, el sistema de enseñanza, las instalaciones y equipos, el perfil de los maestros, quiénes eran los Directivos, etcétera, y este estudio se realizó en todos los estados del país.

“El Reporte Flexner” lo publicó la Fundación Carnegie en 1910 con los resultados de la investigación, y ese fue el estímulo para la reforma en la educación médica.

Los resultados del reporte fueron que era muy fácil abrir una Universidad de Medicina, y que no estaban enseñando “algunas medicinas”, queriendo decir en el reporte que esas universidades no promovían suficientes medicamentos químicos fabricados por Rockefeller y Carnegie. La AMA (Asociación Médica Americana), que estaba evaluando las diferentes universidades, cerró las universidades homeopáticas más grandes y respetadas.

Carnegie y Rockefeller comenzaron a entregar donaciones a las escuelas homeopáticas y naturópatas para que enseñaran medicinas químicas intensivamente. Los donadores les expresaron a las escuelas “les estamos dando mucho dinero y sabemos que ustedes harán lo correcto, ¿les importaría si pusiéramos a gente de nuestra confianza en su Consejo Directivo para ver que nuestro dinero esté siendo invertido adecuadamente?”, realmente esto era una condición para darles el dinero.

La AMA se les unió con enormes recursos financieros para transformar la medicina en toda una industria rentable. Lo que sucedió después, es que las escuelas construyeron nuevos edificios, compraron nuevos equipos para sus laboratorios y contrataron nuevos maestros, pero al mismo tiempo, se enfocaron en las medicinas químicas. Esa fue su “eficiencia en la filantropía”.

Las fortunas de los Carnegie, los Morgan y los Rockefeller financiaron la cirugía, la radiación y las medicinas sintéticas. Ellos se convirtieron en los cimientos económicos de la nueva economía médica, tomando el control industria a través de las universidades de medicina.

En 2013, la Universidad de Guanxi publicó un libro de un académico, titulado “To Change China, The Rockefeller’s Foundations Century Long Journey in China” (“Para camiar China: la travesía de un siglo de la Fundación Rockefeller en China”), el cual nos muestra que los Rockefellers fueron esenciales en darle forma a la Medicina China moderna, así como al sistema de medicina Norteamericano. Y cito un extracto de un artículo de Global Times:

En el concepto de la medicina tradicional China (TCM), que estuvo opuesta a la medicina occidental que se desarrolló en el siglo XIX, los doctores Chinos estaban abiertos y eran flexibles acerca de los tratamientos occidentales y de sus ideas, pero mientras que las teorías y técnicas Occidentales sobrepasaron a las Chinas, surgieron conflictos culturales. La idea de que los tratamientos de la medicina tradicional China eran obsoletos y necesitaban ser defendidos, culminó en una división entre los practicantes de la Medicina China, convirtiéndose en Medicina China y Occidental para la década de 1920.

En su libro, sólo publicado en chino, la autora Ma Quisha, Profesora Asociada de Estudios Asiáticos Orientales en el Oberlin College (Ohio), sostiene que las ONG’s, especialmente la Fundación Rockefeller, contribuyó en este proceso. La base de la filantropía moderna occidental ha sido establecida, y el Occidente se ha orientado hacia una medicina basada en la evidencia cuando la Fundación Rockefeller, financiada por el billonario John D. Rockefeller, entró a China a principios de los 20’s. Con los movimientos de los misioneros jesuitas, Rockefeller se volvió cada vez más interesado en China. La Fundación Rockefeller compró a la Union Medical School (Escuela de Medicina Sindical) y la renombró Peking Union Medical College (Escuela de Medicina Sindical de Peking).

La fundación no sólo quería establecer una escuela de medicina de primera clase en China, también introdujo el modelo de Estados Unidos de John Hopkins al Hospital de la Escuela de Medicina Sindical de Peking, y lo vio como un laboratorio de sus ideas sociales, que refleja la ambición de la Fundación de cambiar a China”.

Esto es una señal del masivo alcance global que la Fundación Rockefeller y la familia Rockefeller tenían a principios del siglo XX y que continúa dando forma a las prácticas de instituciones sociales, educativas, médicas, y de otros tipos, hasta el día de hoy a nivel mundial.

Y esto no es una teoría de conspiración, es una verdadera conspiración que John D. Rockefeller ideó, y hay muchísima historia documentada acerca del tema, de cómo la Fundación Rockefeller en cooperación con otras fundaciones que se crearon bajo la protección de magnates ladrones del siglo XIX, tuvieron un efecto muy profundo en darle forma a la narrativa médica de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

A partir de ese punto en la historia, a los doctores les enseñaron las universidades de medicina, la medicina alópata. Todas las grandes instituciones de los Estados Unidos fueron capturadas por estos intereses, y es increíble que con tan poco dinero se pudo lograr algo tan grande que iba a afectar la historia y el futuro de la salud de la población global.

La cirugía se volvió viable con la anestesia y con el control de las infecciones, y los doctores defendían las costosas y radicales operaciones, lo cual creó la necesidad de un gran sistema de hospitales lucrativos. La demanda del radio se incrementó, y su precio subió de la noche a la mañana un 1000%; otra tecnología en la industria, los Rayos X, entró en los hospitales. La industria farmacéutica creció con el negocio de las medicinas de patente.

Los doctores cambiaron sus estándares en las prácticas por la nueva educación y las regulaciones en las licencias médicas excluyeron a los médicos empíricos. La AMA comenzó a aprobar a los doctores que podían practicar la medicina legalmente. Los doctores y los hospitales ahora necesitaban una licencia. Esto se pudo realizar también gracias al control del cambio en las leyes, sobornando a los legisladores de cada estado del país. La nueva medicina lanzó una campaña de propaganda llamándoles a los médicos empíricos “charlatanes”. La palabra usada para la competencia era “charlatanería”.

Coincidentemente, las escuelas que contaban con el financiamiento tenían a los doctores más reconocidos en los Estados Unidos, no necesariamente a los mejores doctores. Y esas escuelas tenían que continuar con un plan de estudios totalmente orientado hacia la medicina alópata, sin enseñar nada de medicina natural.

Para 1925, más de 10,000 doctores herbolarios ya estaban fuera del negocio; para 1940, más de 1,500 quiroprácticos estaban siendo perseguidos para ser enjuiciados por practicar la curandería o charlatanería; para 1923, de las 22 universidades homeópaticas que fueron obligadas a cambiar su sistema, sólo quedaron 2. Para 1950, todas las escuelas que enseñaban homeopatía ya estaban cerradas.

Si un médico no se graduaba de una universidad de medicina aprobada por Flexner, como MD (Doctor en Medicina), no podían encontrar trabajo en ningún lugar. Y es por lo que actualmente los doctores están totalmente sesgados, adoctrinados para recetar solamente medicinas sintéticas y no le hablan a sus pacientes de nutrición u otro tipo de remedio natural que apoye la terapia.

Todo el campo de la medicina ha sido distorsionado, manipulado para favorecer las medicinas químicas, las cuales pueden ser patentadas por los laboratorios farmacéuticos que las producen, y así generar enormes ganancias. Y todo lo que venga de la naturaleza, ellos lo han eliminado, siendo más económicos sus remedios y menos dañinos porque no tienen los efectos adversos de las medicinas químicas, que en ocasiones un medicamento le trae al paciente otra nueva enfermedad.

Y con esto nos damos cuenta que la profesión de médico, en la mayoría de los casos, se ha convertido en “servidores fieles” a la industria farmacéutica, porque el plan de estudios está basado en el uso de la medicina alópata, en cirugías, en recetar medicamentos químicos. Las esposas promedio de esos doctores sabían más de nutrición que ellos mismos.

Y si tú vas al doctor, lo más seguro es que salgas con una receta, ¿por qué? porque eso es lo que les enseñaron hacer, recetar lo que les dicen los laboratorios farmacéuticos, no la falsa ciencia, sino el dinero, sin tener el sentido común, ni la ética, ni empatía de ver el gran costo que implica para los pacientes, cuando los mismos doctores deberían darse cuenta de esto y deberían también prepararse en la medicina natural, complementándose los dos tipos de medicina de acuerdo con las necesidades de cada paciente.

La mayoría de los doctores no entienden la historia, porque los “motivan” con dinero y premios para que receten sus medicamentos. Y así también opera el resto de la Industria Farmacéutica o de la Salud: los hospitales, los laboratorios farmacéuticos, las farmacias, los doctores, las enfermeras, los intermediarios, las aseguradoras, las funerarias, los laboratorios que realizan los estudios que te mandan hacer los doctores. Es toda una cadena de corrupción, de mucho dinero que ha afectado desde inicios del siglo XX a toda la población mundial.

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