Los huérfanos de la guerra, Michoacán un estudio de caso

Las cifras que refieren la cruda realidad de los niños huérfanos de la violencia son irrefutables, son las emitidas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en donde se establece que de los 12 mil 600 ejecutados en el gobierno de Claudia y de los 220 mil homicidios dolosos en el gobierno de López, queda una población vulnerable.

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Por. J. Jesús Lemus

Nadie voltea a verlos, no hay programas oficiales que los contabilicen, mucho menos existen acciones tendientes a resolver la situación de abandono en que se encuentran. Son los niños huérfanos de la guerra en México, los que en los últimos siete años -a causa de la violencia- han perdido a su padre, que podrían ser por lo menos unos 200 mil niños.

Ello son víctimas de la ola de violencia que se vive en todo el país desde el 2006, pero que solo entre septiembre del 2018 a junio del 2025, han sido víctimas directas a causa del asesinato de su padre o jefe de familia, en ocasiones de su padre y madre a la vez, por lo que han quedado en la orfandad.

Sobre ellos, sobre los huérfanos, el gobierno federal, tanto el de López Obrador como el de Claudia Sheinbaum, no ha querido pronunciarse. Simplemente esos niños no existen, y por lo mismo no se han diseñado políticas públicas tendientes a mejorar su situación.

Las cifras que refieren la cruda realidad de los niños huérfanos de la violencia son irrefutables, son las emitidas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en donde se establece que de los 12 mil 600 ejecutados en el gobierno de Claudia y de los 220 mil homicidios dolosos en el gobierno de López, queda una población vulnerable.

No hay cifras oficiales exactas que puedan dimensionar el problema social de los huérfanos de la violencia por cada estado, pero eso se evidencia en aquellas entidades con mayores índices de homicidios. Como estudio de caso, por regiones, se puede tomar el de Tierra Caliente, en el Estado de Michoacán.

Esa región es la de todo México que más recientemente ha llamado la atención, no solo por el surgimiento de un nuevo grupo de autodefensas, el llamado Ejercito Purépecha de Liberación Michoacana (EPLM), sino por la coexistencia violenta de por lo menos 12 carteles de las drogas, y en medio de ellos, la población civil.

Tierra Caliente, 17 mil niños

Se presume que solo en la región de Tierra Caliente ya son poco más de 17 mil niños, entre los 0 a los 15 años, los que se han quedado sin padre. Pero las autoridades no han asumido la cifra como oficial.  

Pese a la magnitud del problema, de la existencia de niños huérfanos en la zona de violencia, este no ha merecido la atención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. En Michoacán, a pesar de los índices de violencia en que vive tres cuartas partes de la población, no se lleva a cabo ningún programa sobre asuntos de la niñez y la familia, como en otras entidades del país.

Siguiendo la política omisa de Claudia Sheinbaum, el gobierno estatal de Alfredo Ramírez Bedolla tampoco atiende la problemática de los menores que han quedado sin sustento material y emocional, tras el asesinato de sus padres y en ocasiones también de sus madres.

Lo que más se aproxima a las acciones de respaldo de estos niños es la entrega de un juguete cada día de reyes, o día del niño. En forma extraordinaria algunos huérfanos han sido incluidos en la lista del DIF estatal para otorgarles una despensa cada dos meses.

El Gobierno Federal ha perdido de vista el fenómeno social de los niños a los que la violencia, y la volatilidad social que se vive en la entidad, les ha arrancado del seno familiar a su padre o a su madre, en la mayoría de los casos víctimas de homicidio, en otras por desaparición forzada, o por encarcelamiento, los más pocos.

Solo en los 30 municipios que integran la zona de Tierra Caliente, se contabiliza –en forma arbitraria, con datos de las comandancias de policía, oficinas locales del DIF, presidencias municipales, tenencias de gobierno y secretarías de ayuntamientos– un estimado a los 5 mil 10 huérfanos, de los cuales el 60 por ciento han quedado en esa condición en los últimos dos años.

Otra de las regiones de Michoacán que registran una elevada cantidad de huérfanos, a partir del 2018, es la zona de la Meseta Purépecha, en donde la cifra ya supera a los 3 mil menores que se han tenido que incorporar al trabajo para poder subsistir, ante el abandono del que son víctimas también por parte del gobierno estatal y federal.

En los municipios que integran la región de la Costa Sierra, el número de huérfanos por la violencia ya llega a los 2 mil menores, en tanto que en la zona centro, en donde se ubica la ciudad de Morelia, el número de niños huérfanos alcanza los mil 300

Las regiones con menor número de menores en orfandad, víctimas colaterales de la violencia en Michoacán, son el Bajío con 733, y la zona Oriente con 933 niños que han perdido a su padre o madre, o ambos, en actos relativos a la violencia.

De los datos obtenidos por Cenzontle400, en cada uno de los 113 municipios de Michoacán resalta que la cifra total de huérfanos víctimas de la guerra contra el narcotráfico, ya llega a más de 8 mil 262 menores de edad. 

De estos menores al menos el 12 por ciento se encuentran en esa condición luego de que el jefe de familia está en proceso penal, recluido en la cárcel por delitos relacionados con narcotráfico, delincuencia organizada y/o portación de arma de uso exclusivo del Ejército.

La violencia imparable

Aun cuando por política oficial del gobierno estatal de Michoacán no se lleva un conteo de las cifras de muertes resultantes de los enfrentamientos que a diario ocurren en diversos puntos de la entidad, se calcula que en lo que va de la actual administración Alfredo Ramírez Bedolla, ya son más de 5 mil 800 muertos, de los que casi el 87 por ciento ocurrieron en la zona de Tierra Caliente, en los últimos 12 meses.

La federación ha detenido y procesado, en la misma región de Tierra Caliente, a cerca de 4 mil 210 personas como presuntos responsables de delitos que tienen que ver con delincuencia organizada y narcotráfico, sujetándoles a proceso penal en cárceles de máxima seguridad, en donde su proceso se habrá de desahogar en por lo menos de tres a cinco años, lo que les hace deslindarse de sus hijos, que quedan en la orfandad.

Datos de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados a nivel federal, indican que en Michoacán se carece de un programa de atención eficiente para los niños víctimas colaterales de la violencia. 

Hacen referencia a que en esta entidad va en aumento la participación de menores en los actos delincuenciales, que tienen que ver en la mayoría de las veces con delitos de alto impacto, como delincuencia organizada y narcotráfico.

Los menores de edad desamparados, sumidos, la mayoría de las veces, en la pobreza, huérfanos y con necesidades de sostenimiento de la familia –y de venganza en no pocas ocasiones– se convierten en cantera de talento para los reclutadores de los grupos de civiles armados que operan y chocan en la entidad, en donde, se asegura, siempre hay vacantes para cubrir.

El destino para las niñas no es más alentador. La mayoría se casa a una edad temprana, no llegados aun a los 16 años, en muchas ocasiones con hombres mucho mayores que ellas, aspirando como única finalidad a un sustento económico para ellas y sus hermanos. 

La orfandad de niñas que buscan matrimonio a temprana edad es un campo de cultivo para la proliferación de los grupos dedicados a la trata de personas. De ese fenómeno, la Fiscalía de Justicia del Estado de Michoacán ni siquiera se entera, mucho menos aplica acciones preventivas.

Las viudas de la guerra, las mujeres que quedan al frente de las familias mutiladas, es otro sector social que camina de la mano de los huérfanos. 

De ellas nadie sabe a ciencia cierta cuántas hay en Michoacán, mucho menos existe un programa de asistencia social por parte del gobierno estatal o federal, que remedie sus carencias de vida. 

Solo en algunas presidencias municipales, por decisión de los alcaldes y no por política oficial, se han instrumentado acciones de ayuda para esas mujeres, que no pasan de un apoyo de 200 pesos a la semana y una despensa cada dos meses.

En las presidencias municipales se estima que el número de viudas de la violencia podría llegar en suma a casi 3 mil 730 mujeres, esto en base a la cantidad de cartas que la autoridad local ha emitido a la embajada de Estados Unidos en México, recomendando a esas mujeres como candidatas al asilo político, “porque su forma de vida, ya no se puede sostener ante la violencia en México”, dice el documento oficial.

El exilio, la única salida

La situación que enfrentan los hijos de la desgracia generada por la violencia en Michoacán parece no conocerla o no importarle al Gobierno del Estado, y piden asilo a EU.  

De acuerdo a cifras de la propia embajada de Estados Unidos en México, las peticiones de asilo que han presentado los mexicanos han aumentado en casi un 600 por ciento en poco más de seis años, teniendo como causa principal la violencia generalizada en todo el país. 

El gobierno de Estados Unidos ha registrado al corte del 2024, un total de 18 mil 221 solicitudes de residencia, esto en solo dos años. 

La mayoría de las solicitudes presentadas al gobierno de Estados Unidos para alcanzar la residencia temporal o permanente en ese país, son de michoacanos que han manifestado una escalada de violencia que les impide vivir con seguridad en sus regiones de origen. Gran parte de esos michoacanos, que quieren ir a vivir como exiliados políticos, son de Tierra Caliente. 

Y de todos los michoacanos que solicitaron la residencia el año pasado, se registran un total de 4 mil 288 de menores de edad.

De los huérfanos que ya han iniciado el trámite de solicitud de residencia en Estados Unidos, cuyas cartas de recomendación fueron extendidas por los gobiernos municipales a donde corresponde su originalidad, la mayoría supo que, las causas de los asesinatos de sus padres fueron por “ajustes de cuentas”, según continua la criminalización de las víctimas por parte de la Fiscalía de Justicia del Estado de Michoacán y de algunos medios de comunicación.

El número de cartas municipales para huérfanos –cuyos padres fueron asesinados en la ola de violencia– que piden recomendación para iniciar el trámite de residencia en Estados Unidos, ya asciende a más de 3 mil 173 documentos, de los que la mayoría de ellos fueron extendidos por los gobiernos locales de Apatzingán, Nueva Italia, La Huacana, Coalcomán y Tepalcatepec.

La suma de cartas extendidas para hijos de personas presas, procesadas en cárceles federales de máxima seguridad por los delitos de delincuencia organizada y narcotráfico, se estima en 2 mil 826 documentos. 

Los hijos de los presos han decidido buscar la alternativa de radicar fuera del México ante la criminalización y el señalamiento que en su sociedad se ha hecho de ellos mismos

La mayoría de esos menores han abandonado la escuela y su única alternativa es el empleo informal para ayudar al sostenimiento de la familia, mientras se lleva el proceso penal del jefe de la casa. 

La situación que enfrentan los hijos de la desgracia generada por la violencia, parece no conocerla o no importarle al Gobierno del Estado de Michoacán, desde donde no solo no hay ninguna alternativa de ayuda para los huérfanos de la guerra contra el narcotráfico, sino que ni siquiera se conoce la cantidad exacta de personas que se encuentran en esa condición de vulnerabilidad que a punto está de convertirse en una crisis humana que amerite la intervención de instancias internacionales.

Niños en el campo de batalla

En los últimos dos meses, de acuerdo con las cifras de la Comisión Nacional de Seguridad, el estado de Michoacán se ha colocado entre los más violentos de todo el país. 

Esto producto de la confrontación que se vive en la entidad por la disputa del territorio entre el grupo de civiles armados, llamado Autodefensas, y otro grupo también armado, correspondiente al crimen organizado.

Los saldos de las refriegas en la zona de Tierra Caliente han dejado, en el último año, casi 2 mil 800 muertos, según datos de la iglesia católica en esa región. 

Del total de los caídos en los enfrentamientos se estima que al menos 120 han sido menores de edad, que equivale casi al 10 por ciento de los decesos registrados. La cifra ni siquiera se conoce en la Fiscalía de Justicia del Estado de Michoacán.

El estado de Michoacán también se apunta en los primeros lugares de desaparecidos. 

De acuerdo con la última cifra oficial de la Secretaría de Gobernación, en donde, con el aval de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, se establece que en México -en los últimos siete años- han desaparecido de manera forzada más de 211 mil 216 personas. 

El estado de Michoacán se coloca en el quinto lugar de la lista de los estados más peligrosos.

De acuerdo con el Comité de Familiares de Personas Detenidas y Desaparecidas en México, en Michoacán se tiene un registro de 13 mil 363 personas víctimas de desaparición forzada, y a pesar de que se ha integrado una comisión especial para la búsqueda de los denunciados, a la fecha no hay ninguna respuesta que permita ubicar el paradero o los restos de esas víctimas de la violencia. Se estima que entre los desaparecidos existen al menos unos 34 menores de edad.

La cifra del Comité de Familiares de Personas Detenidas y Desaparecidas en México que se tiene para Michoacán, choca frontalmente con los datos que maneja la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en donde ni siquiera llega a 722 víctimas.

Los niños primero 

En los bloqueos y quema de vehículos sobre Cuatro Caminos, y en otros puntos violentos del estado, fueron los menores los que estuvieron al frente 

En tanto va en aumento el número de niños víctimas de la violencia que ha generado la guerra en Michoacán, los menores siguen siendo utilizados como carne de cañón

Los niños son los que marchan al frente de los grupos que se confrontan, tal como se ha observado en los bloqueos a carreteras en el municipio de Parácuaro, en donde un grupo de ciudadanos se niega a someterse a las Autodefensas que han tomado el poblado.

Al volverse a manifestar con bloqueos y quema de vehículos sobre la carretera a Cuatro Caminos, de nueva cuenta fueron los menores de edad lo que estuvieron al frente del contingente civil que salió a expresar su repudio a las Autodefensas que se encuentran acantonadas en el lugar.

Al filo del medio un grupo de personas arribó, a las inmediaciones de la carretera Cuatro Caminos-Apatzingán, en donde tomaron camiones y vehículos particulares para bloquear el paso sobre la citada rúa. 

La acción fue encabezada por un contingente ciudadano, con el respaldo de la autoridad municipal, en donde los menores de edad estuvieron al frente de las hostilidades.

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