La descomposición de Morena y la complicidad de Claudia

Rocha Moya, con Sinaloa convertido en campo de batalla del narcotráfico, sigue en su puesto como si nada, protegido por la sombra larga y ominosa de AMLO y Claudia Sheinbaum. Es una bofetada a la ciudadanía que, cansada de contar muertos y atentados, clama por justicia y seguridad. La situación llegó a tal extremo que incluso las familias en luto se ven forzadas a marchar por las calles de Culiacán, desafiando el miedo. Pero, ¿qué hace el gobernador? Nada. Prefiere mantener su trono de complicidades y silencio

claudia demacrada

La política en México a menudo se presenta como una farsa grotesca, pero lo que ocurre en Sinaloa y Oaxaca bajo la gestión de Morena trasciende el teatro para adentrarse en el territorio del horror. Los gobernadores Rubén Rocha Moya y Salomón Jara Cruz, en vez de ser pilares de gobernabilidad, se han convertido en auténticos lastres de corrupción y desgobierno, ilustrando la podredumbre que consume al partido en el poder, impregnado de narcotráfico.

Rocha Moya, con Sinaloa convertido en campo de batalla del narcotráfico, sigue en su puesto como si nada, protegido por la sombra larga y ominosa de AMLO y Claudia Sheinbaum. Es una bofetada a la ciudadanía que, cansada de contar muertos y atentados, clama por justicia y seguridad. La situación llegó a tal extremo que incluso las familias en luto se ven forzadas a marchar por las calles de Culiacán, desafiando el miedo. Pero, ¿qué hace el gobernador? Nada. Prefiere mantener su trono de complicidades y silencio.

Mientras tanto, en Oaxaca, Salomón Jara no se queda atrás en el desfile de la vergüenza. Bajo su “liderazgo”, la injusticia y la corrupción florecen con el mismo vigor que la impunidad. Las protestas de los ciudadanos, hartos del abuso y la negligencia, son un eco del mismo hartazgo que recorre el país. Y aún así, Sheinbaum, con una indiferencia que raya en la complicidad, sigue apoyándolo sin titubeo. ¿Es esta la transformación que prometieron? ¿O es simplemente otra cara del autoritarismo y desdén que juraron erradicar?

No podemos ignorar el papel de Sheinbaum en esta tragicomedia. Su inacción no solo perpetúa la crisis, sino que también demuestra una falta alarmante de liderazgo y ética. Apoyar a gobernadores claramente incompetentes y posiblemente corruptos es un acto de traición hacia los principios que se supone que Morena defiende. ¿Hasta cuándo seguirá cargando con estos fardos, Presidenta? ¿Cuánta más desgracia necesita ver para actuar?

La paciencia del pueblo mexicano tiene límites y la credibilidad de Morena se desvanece a un ritmo alarmante. Si Sheinbaum desea salvar lo que queda de su administración, necesita hacer algo más que emitir platitudes vacías. México no necesita salvadores autoproclamados que se enriquecen y protegen entre sí mientras el país se desmorona.

Basta de teatro político. Es hora de que Sheinbaum demuestre si su compromiso es con el pueblo o con los narcos de su partido. Porque al final del día, el precio de su inacción no lo paga Morena, lo paga el pueblo mexicano.

A chambear.

@GildoGarzaMx