Trump el hipócrita: indultó al creador del primer mercado digital de narcotráfico
El creador de Silk Road había sido condenado a cadena perpetua por la actividad del sitio, que se estima fue utilizado por poco más de 100 mil usuarios en todo el mundo y con transacciones por poco más de 200 millones de dólares en los casi 3 años que estuvo en funcionamiento. Además, en el juicio se afirmó que existían registros de por lo menos 6 muertes relacionadas con los servicios de la página.

El discurso del presidente Trump sobre el tráfico de drogas siempre apunta a México y los cárteles, porque le conviene que sus seguidores racistas lo impulsen al poder. Sin embargo, cuando se trata de alguien alineado con su pensamiento y sus ideales económicos, no importa que sea el fundador de la primera gran plataforma de venta de drogas y servicios ilegales a nivel mundial: para el presidente, merece la libertad.
El pasado 21 de enero uno de los pioneros en el tráfico ilegal de narcóticos a través de Internet, Ross Ulbricht, fue absuelto por Donald Trump, pues consideró que su proceso no fue llevado correctamente y que la condena fue “ridícula”.
El creador de Silk Road había sido condenado a cadena perpetua por la actividad del sitio, que se estima fue utilizado por poco más de 100 mil usuarios en todo el mundo y con transacciones por poco más de 200 millones de dólares en los casi 3 años que estuvo en funcionamiento. Además, en el juicio se afirmó que existían registros de por lo menos 6 muertes relacionadas con los servicios de la página.
Silk Road no solo fue un pilar del narcotráfico en línea, sino que, para muchos fanáticos de las criptomonedas y libertarios, representa un estandarte de lo que puede construirse en torno a la libertad de mercado sin las restricciones impuestas por los gobiernos. Muchos de estos defensores también son seguidores de Donald Trump.
Silk Road, la ruta de las drogas
En 2011, Ross Ulbricht fundó una página web con la intención, según sus abogados, de permitir que personas de todo el mundo comerciaran con total libertad y sin las imposiciones reglamentarias de los gobiernos. Con el tiempo, el sitio se convirtió en la mayor plataforma de compraventa de drogas y servicios ilícitos de su época, con alcance internacional y transacciones diarias por miles de dólares en forma de bitcoin, la naciente moneda digital que, al día de hoy, tiene un valor de un millón 725 mil pesos por unidad.

El sitio web garantizaba la seguridad de sus usuarios, empezando por la dificultad para acceder a él, ya que no estaba indexado en la Internet “convencional”, sino que operaba en la dark web, una parte de la red accesible solo mediante navegadores especiales como Tor y bajo ciertos protocolos. Este mecanismo ayudaba a mantener en secreto la identidad y ubicación de sus usuarios, lo que generó confianza entre delincuentes, inicialmente en el tráfico de estupefacientes, aunque con el tiempo la plataforma comenzó a ofrecer otros tipos de servicios.
Silk Road, en español Ruta de la Seda, hace referencia a la histórica ruta comercial que, a partir del siglo II a. C., conectó Oriente y Occidente, abarcando principalmente Asia, Europa y el norte de África. De manera similar, el sitio web logró establecer un mercado global de venta de drogas, que según el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, incluía un listado de 13 mil sustancias controladas, clasificadas en categorías como “Cannabis”, “Disociativos”, “Éxtasis”, “Intoxicantes”, “Opioides”, “Precursores”, “Recetados”, “Psicodélicos” y “Estimulantes”.

En el sitio web también se encontraban 159 anuncios en la categoría de “Servicios”, la mayoría de los cuales ofrecía piratería informática; 801 anuncios en la categoría de “Bienes Digitales”, que abarcaban desde software malicioso y cuentas hackeadas de diversos servicios en línea hasta contenido multimedia pirateado; y 169 anuncios en la categoría de “Falsificaciones”, donde se ofertaba la producción de documentos falsos, como licencias de conducir, pasaportes, tarjetas de Seguridad Social, facturas de servicios públicos, estados de cuenta de tarjetas de crédito y registros de seguros de automóviles, entre otros.
Se estima que los vendedores estaban ubicados en más de una decena de países, entre ellos, Alemania, Países Bajos, Canadá, Reino Unido, España, Irlanda, Italia, Austria, Francia y, por supuesto, Estados Unidos.
Amigo de los libertarios
Por su trabajo en la creación de Silk Road, cientos de personas en todo el mundo lo admiran, algunos por ser pionero en el uso de Bitcoin como moneda y otros por sus ideales libertarios, que defienden la autorregulación del mercado como garantía de la libertad individual. Los libertarios suelen defender la propiedad privada y la meritocracia, justificando la riqueza de los grandes millonarios, quienes supuestamente han alcanzado su poder económico a través del esfuerzo.
A pesar de la abundante evidencia de que la riqueza suele ser hereditaria y tiene poca relación con el esfuerzo individual, los libertarios ignoran estos hechos y sostienen que la movilidad económica es una realidad, lo que genera afinidad por figuras como Ulbricht, Trump o Elon Musk.

El ejemplo perfecto es Musk, amigo de Trump y libertario confeso, quien heredó su riqueza de sus padres, beneficiados por la minería durante el Apartheid en Sudáfrica, un sistema que costó la vida a decenas de personas, no solo por las condiciones laborales en las minas, sino también por la segregación racial que afectó a cientos de personas negras.
Pero la fortuna de Musk no solo está manchada de sangre, sino que también contradice los ideales que supuestamente defiende. Los libertarios, al promover la no intervención del Estado en el mercado, no deberían beneficiarse de subsidios económicos como los que varias empresas de Elon han recibido durante años del gobierno estadounidense.
La afinidad entre estos tres personajes ha hecho que la comunidad libertaria represente una parte significativa del electorado de Trump. El simple hecho de ser un magnate ya le otorgaba una ventaja, pero su respaldo se consolidó aún más tras la liberación de Ulbricht.
Según The New York Times, con la liberación de Ulbricht, Trump cumplió la promesa que hizo durante un evento libertario de otorgarle el indulto. Posteriormente, reafirmó su postura en la conferencia anual de Bitcoin en Nashville, mientras “cortejaba las contribuciones políticas de la industria de las criptomonedas, que gastó más de 100 millones de dólares para influir en el resultado de las elecciones”.
Trump “contra” los cárteles
El pasado 19 de febrero, Donald Trump designó como organizaciones terroristas a seis cárteles mexicanos: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa, Cárteles Unidos, el Cártel del Golfo y la Nueva Familia Michoacana (NFM). Con esta medida, generó la expectativa de combatir el narcotráfico sin abordar el problema del consumo dentro de su país ni actuar contra las organizaciones que distribuyen las drogas provenientes de los cárteles mexicanos. La designación, sin embargo, ha servido como parte de su estrategia demagógica, poniendo al gobierno de México en una posición comprometida.


A Trump le resulta útil este espectáculo. La población de su país cree en su discurso, convencida de que esta medida les brindará mayor seguridad, mientras somete al gobierno de Claudia Sheinbaum. Su partido político ya no puede ocultar, al menos, su relación con el Cártel de Sinaloa, y estas amenazas funcionan como moneda de cambio para que México refuerce su frontera sur y acepte a cientos de migrantes que el gobierno estadounidense planea seguir deportando.
Por otra parte, su estrategia le permite quedar bien con el sector conservador y libertario, que representa el mayor porcentaje de sus votantes. La liberación de Ross Ulbricht, al igual que en México la del general Salvador Cienfuegos, refuerza la consolidación de la nueva ola de extrema derecha en Estados Unidos.