¿De parte de quién?

Entre amanuenses, pagados por los resabios del viejo régimen de Movimiento Ciudadano, claman por fechas de renovación de comités locales que ni los estatutos contemplan, revelando no solo su ignorancia sino también su desesperación por aferrarse a retazos de poder

Loading

image

Roberto Lee, líder del Movimiento Naranja en Tamaulipas, con una audacia no vista en décadas, ha sacado del armario al dinosaurio que moraba entre telarañas de viejos pactos y maniobras escabrosas, intentando torpedear al instituto político que, en el pasado, era moneda de cambio con las administraciones.

Mientras Matamoros arde en una crisis no solo política sino también de identidad, desde el corazón de esta lucha emergen dos regidores de dudosa reputación. Figuras que, con poco más que mediocridad en su haber, intentan desestabilizar un proceso de renovación que pugna por ser la norma, no la excepción.

Entre amanuenses, pagados por los resabios del viejo régimen de Movimiento Ciudadano, claman por fechas de renovación de comités locales que ni los estatutos contemplan, revelando no solo su ignorancia sino también su desesperación por aferrarse a retazos de poder.

Gustavo Cárdenas, a quien parece haberle golpeado tanto la vejez como la malicia, no tolera que la nueva política respalde a las voces frescas, a aquel relevo generacional destinado a erradicar los vicios de una política obsoleta y corrupta.

Los regidores América Lorencez y Christian Guerra (que solo en su casa los conocen) deberían, pues, esperar pacientemente su evaluación por parte de la ciudadanía y no prestar oídos a las sirenas del Partido Verde, que los seduce con vanas promesas y, para mitigar el hambre, comilonas en ‘El Pueblito’.

Mientras tanto, Cárdenas debería vigilar su retaguardia ante las inminentes denuncias que se le vienen por apropiaciones indebidas de terrenos en Matamoros, engatusado por delirios de grandeza aeroespacial y olvidando que figuras como Elon Musk han cerrado la puerta a cualquier colaboración con México.

Roberto Lee, por su parte, está encauzando liderazgos congruentes y revitalizando la escena política estatal, incorporando sorprendentemente a numerosas mujeres en puestos clave, un eco distante de las políticas inclusivas desde la época de Hernández Flores.

En Ciudad Victoria, todos observan y se preguntan cuál será el próximo movimiento en este tablero renovado que promete tanto como desafía: sacar al dinosaurio o amarrarle las manos.

Dénle… El que sigue.

Loading